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14 de abril de 2013

El coco escrache


Los hijos de las mujeres y los hombres de bien, es decir, de aquellos que se cuentan entre los más de 10.000.000 de votantes del PP, cuya inteligencia han heredado o llevan en los genes, estarán aterraditos, los pobres, pues esa misma inteligencia que les imbuye la flor en el culo con que nacieron, les muestra, por deducción lógica, que de la noche de los cristales rotos de los escraches a los crematorios media solo un paso o, quizá, dos. Han visto, por fin, al coco.

Pero no hay inteligencia ilimitada. De esta manera, es posible que estos niños acepten sin reflexión ulterior que sea un crimen insultar a mamá o a papá y, por el contrario, denostar a la ministra del aborto, ejercicio de la libertad de expresión.

El coco los acorrala en el cuarto de la plancha y les hace imaginar que las pegatinas que infaman el umbral del edificio son números marcados en la piel de sus débiles brazos. Con tanto nerviosismo, al borde de la histeria, a papá y a mamá no se les puede hablar de Enrique Ruano, de los sucesos Vitoria o de ese señor tan simpático que trabaja para el Ministerio del Interior y que antes se llamaba Emilio Hellín.

6 comentarios:

  1. Sí, y lo más indignante de todo (aparte los vómitos enfermizos de las Cos-pedal cuando bebe) es que son los propios políticos acosados los que regulan policialmente los escraches. Es algo parecido a los banqueros cuando se fijan el sueldo y las indemnizaciones. Y pensar que hay hijos de puta tan salaos como Rubalkabra y Paxi Txópez (por no citar al Señor X) que se alinean en esto con el PP...

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  2. Son tantas las barbaridades que se están diciendo, que cada día me avergüenza más la clase política de este país. La banalización de conceptos que evocan hechos tan devastadores, me parece de una gravedad extrema. Pero qué se puede esperar de una gente, ignorante y mentecata hasta la saciedad.

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    1. Cierto, Teresa. Pero hay que pensar: cui prodest?. Es obvio que de esta clase de propaganda pretenden sacar algún beneficio, lo cual añade una nota pavorosa a la situación.

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  3. Ay, esa doble vara de medir....que ganas de quitarsela de las manos y liarme a garrotazos!!!!

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