Hay dos jeringuillas cruzadas sobre una de las traviesas frente al andén 8 de Genova Brignole. Parecen el signo cambiado de una bandera pirata de dolor y abismo, una señal de esa parte de la realidad a la que nos hemos acostumbrado a volver la espalda.
Tú regresarás a Milán poniendo kilómetros y silencio sobre la huella. Al fin y al cabo, estás disfrutando, como se dice, de unas merecidas vacaciones y no hay bandera que pueda o que deba amargarte el viaje. Pero te sientas ahora a escribir y los vuelves a ver: esos africanos que se abrochan o desabrochan la bragueta en un callejón que baja al Porto Antico y que entran y salen por la puerta de un conventillo. Los volverás a ver extendiendo sábanas con bolsos y zapatillas en el muelle, cerca del galeón, cerca del garito donde un cóctel endulzará la última noche en Zena.
En la Galería de los Espejos del Palazzo Reale tu imagen se multiplicaba bajo las lámparas de cristales y los retratos que representan vicios y virtudes enfrentados en armonía, dispuestos quizá a una danza de cosméticos, encajes, chapines y polvo de tabaco en la que ninguna verdad importa y todo vale. De entre todos los rostros devueltos por el azogue no sabes cuál es ahora el que asiste a la rebusca entre la basura de un supermercado. Tú pondrás silencio y kilómetros en un asiento del 17 que te devolverá al barrio en que vives, pero no podrás decir que no los has visto: esos cuerpos de dos ancianas y de dos latinas doblando el espinazo sobre los desechos.
En otro momento, en otro rostro tal vez, te dices, te sentarás a escribir sobre la Certosa di Pavia o el sabor de un pigato bien frío.
¿Vacaciones en Milán? Y con encuentro en el lado oscuro. La verdad es que cada vez los lados oscuros son más amplios que los iluminados, por muchas arañas que coloquen en el techo.
ResponderEliminarEntre Génova y Milán, efectivamente. Con alguna paseo por Pavía y su cartuja, Bérgamo y Como. En cualquier caso, las referencias, en este texto, caen más del lado genovés.
EliminarAunque el escrito sale de un ataque obvio de buena mala conciencia, no todo fue oscuridad, ni mucho menos. Quería escribir sobre algo sobre el viaje, basándome en mis impresiones y en lo que estas me sugieren, pero no de un modo organizado o en conjunto, sino a la que salga. Y arranqué por aquí. Ahora estoy redactando, digamos, otro capítulo, otra estampa.