Huele tanto a sacristía

Y a látigo que restalla
Sobre rosas insepultas,
Aunque no sepas muy bien
Con qué orines o qué aromas
Se espesa o amasa el incienso,
Ni sientas el dogal del esclavo.
Hoy puede hablar el ingenio,
Mas en almoneda con la chanza,
La nonada y la falsía
Necesarias a la farsa
De la sinrazón de estado.
Así que no has de callar,
Aunque no seas senado
Ni te apellides Quevedo.
No, gritar y patalear a solas, es lo que nos queda, porque hasta a los más oprimidos, jodidos y puteados de este sistema les parece, por mor de la pesada propaganda institucional, que lanzar una piedra no es decente ni propio de seres civilizados como somos.
ResponderEliminarDesoladamente a solas. O casi.
EliminarHay borregos que no saben abrevar más que en el bebedero preparado por el pastor.