Lloré mientras leía.
Solo queda la conjetura
De un instante de gozo
O de niebla, un hueco en el libro,
Un hoyo, tal vez, en mi vida.
Se oyó un gemido al otro lado
Y cerré la ventana,
Sordo a la señal de otra vida,
Cuyo dolor o dicha
Un libro figura o remeda.
Por los cristales se deslizan
El fantasma de un llanto
Y el agujero de una página
En busca de una voz.
nada como un libro para evadirse de la realidad agobiante, aunque hay libros que nos ponen en el centro mismo de la realidad. Según y cómo.
ResponderEliminarYa. Pero en el poema se apunta al solipsismo de la lectura.
EliminarBreve y conciso, como a mi me gusta.
ResponderEliminarGracias. Aunque no todo lo breve es necesariamente bueno.
EliminarAl leerlo lo he vivido, y me ha llegado el placer tan cálido y tan intenso de leer. ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarMuchas gracias, Teresa.
Eliminar