Y seguirán los pájaros cantando
Por ejemplo:Un corazón y una saeta,
Dos nombres y una fecha.
Mensaje de fervor,
Mensaje de pudor,
Ajado pergamino en la botella,
Abolido por la pujanza
Casi centenaria del chopo,
Convertido en un balbuceo
Rugoso e indescifrable.
Una piedra que rasga o viola,
Por ejemplo,
La cara del agua en la poza.
Cebo fallido para barbo o boga
Que seguirá celando
Su sueño de escamas y de ovas.
Señales, grafitis de humo,
Pipa efímera de la paz,
Anzuelo o, tal vez, señuelo
En el viaje constante
De espuma y ceniza a la mar.
Quise volverlo a leer porque pensé que me dejaba algo. Quería captar lo que, quizá, no pude o no supe ver en una primera lectura.
ResponderEliminarSiempre me queda la duda, pero en esta ocasión he sentido la emoción brotar de los versos. Creo, y siempre con temor a equivocarme, que es el único argumento real que subyace en nosotros.
La música me encantó.
Muchas gracias, Teresa.
EliminarHe escrito el poema. No entro a valorar lo que entienda el lector, sino más bien valoro que, de alguna manera, lo toque, ya sea por el lado de la emoción, ya sea por el costado del lenguaje, ya sea por el reborde de las ideas, ya sea, ay, por todo ello.
El poema sale de dos imágenes, que son el núcleo de las dos paraestrofas: la visión de un corazón grabado en la corteza de un árbol y la de lanzar una piedra al agua. Las entiendo como signos o señales de lo humano. Tanto el texto en cursiva como el título son citas: el primero, un verso entero de un poema bastante conocido de Juan Ramón Jiménez, "El viaje definitivo"; el título sale del último y demoledor verso de otro poema bastante conocido, "No volveré a ser joven", de Jaime Gil de Biedma. No hace falta leerlos, por supuesto; pero, desde mi punto de vista, contextualizan un poco el sentido de mi poema y lo llevan a una lectura no precisamente alegre.
Stone The Crows fue un buen grupo que no tuvo, desgraciadamente, la resonancia que hallaron otros en su época. Sin despreciar al resto de la banda, la voz de Maggie Bell es impresionante y la labor de Jimmy McCulloch a la guitarra es tan buena como la de su malogrado predecesor, Les Harvey.
Sí, un poema inquietante sobre lo efímero e la vida. O quiz sobre los poco que somos en comparación con la naturaleza, con ese chopo que se "come" lentamente el corazón grabado por quién sabe quien, y ese estanque que seguirá impertérrito por muchas piedras que le arrojemos.
ResponderEliminarAmbas cosas.
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