Esa cinta de luz
atada a la memoria
pudo afirmar la plenitud mortal
de una gentil cabeza.
O, digamos, tiraba de las riendas
de la ilusión ceñida
a la sorpresa alada de un obsequio.
Dejo en lugar aparte,
cocidos en su propia vacuidad,
las botaduras y otros pies de foto.
Y atrapo ahora la mariposa hendida
por las hojas de sol
que filtran las persianas.
Precioso, como siempre. El sombrero supongo que tiene su importancia sentimental... o al menos quien se sitúa debajo.
ResponderEliminarGracias, vecino.
EliminarLa foto del sombrero no es mía. Es, digamos, una ilustración que quizá ayude a entender la imagen de la mariposa de la segunda estrofa.