![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd8fjrM_xvoOmI9KLX-RkAtavKcNBUS2rTycEo4h-XIZS4DPMMGekUZbzSzP-Ar0_Drre3FocgWJWcNDMZrkiDAN3rJTdXPNA9ZpjfNWOpFKhr3RLXy2vNGyRXKm6eBj79HWvrAy3SUI0/s320/Pinocchio.jpg)
Un análisis somero de las secreciones o zarpazos da, entre otros, los siguientes componentes tóxicos: una ruptura que se traviste, por arte de birlibirloque, en reforma, rastros de una píldora llamada “OTAN: de entrada, no”, hilillos de plastilina y armas de destrucción masiva, brotes verdes que no eran billetes y, para terminar, por ejemplo, promesas de no subir los impuestos que se convierten, con un poco más de moco, tendido y distendido, en promesas de no volver a subirlos.
Through the Doors of the Circus (Ergo Phizmiz) / CC BY-NC-SA 2.0
¡Menuda panda de mentirosos dirigen nuestras vidas...!
ResponderEliminarDirigen y dirigieron.
EliminarY dirigirán...
EliminarQué terrible puede ser la conjugación verbal cuando a la realidad responde.
Eliminar¡Genial! El miembro del susodicho cuelga de lo más rastrero, olisqueando la mierda. Es su pura y neta esencia. Jejeje
ResponderEliminarUn inciso:
En la entrada anterior, me refería como deprimente al siglo, no al texto.
La música es lo que tiene, que me gusta y entretiene.
Gracias.
EliminarNo solo es mierda lo que huele este Pinocho, sino también dignidad, derechos...
Por el inciso: ya lo suponía. Pero lo uno lleva a lo otro. Un texto puede ser magnífico y deprimente a la vez. No es desdoro.
Aprovechemos que son de madera para arrojarlos al fuego a todos juntos. Sus llamas nos calentarían más y mejor que cualquier otra cosa.
ResponderEliminarCierto, Francisco. Y, después del muñeco o de la marioneta, por el maestro Gepetto o el titiritero.
EliminarEstais apañados los dos, pero no se por qué me da la impresión de que me apunto a esa quema...
ResponderEliminarUn abrazo Juan Carlos,
Dicen que de ilusión también se vive.
Eliminar