Pelas la cebolla
Lleno de caireles
Capa tras capa capando
La honradez de que presumes
Escarchas la escarcha
Capo de copas copando
Bastos de tiniebla
Y bazas de espadas
Bebes tus babas cagando
Los oros falsos de estafas
Convertidas en ajustes
Necesarios criminales
Coprófago del copago
Cloqueando con la claque
Lágrimas de cacadrilo
Escondes la cacabeza
Malditas sean sin llanto
Calma caspa que te hospeda
Ralea que te jalea
Y mano que te alimenta
Chusma de ocho chancros, sucios bichos con capucha contrahecha, que en la noche nos acecha, achucha y arrucha bajo sospecha.
ResponderEliminarBuena coda, vecino, con ritmo y todo.
EliminarHacía tiempo que no veía usar el verbo arruchar, caramba.
Cada verso un martillazo, y mazazo más mazazo, arrecian los martillazos. Imposible, diría yo, no haberte dado el gran "gustazo" de escribirlos.
ResponderEliminarEse es el problema, Teresa: no puedo dejar de darme el gusto y el sufrimiento de escribir pataletas como esta. Los martillazos los dan otros. Pero nos queda, ay, la palabra, aun no sabiendo muy bien para qué.
EliminarCon lagrimas de cocodrilo, ... como puedes entre las capas de la cebolla y en una poesia, inspirarte a decir tanto??? tienes mucho genio Jan Carlos, un fuerte abrazo y feliz fin de semana
ResponderEliminarDe "cacadrilo". El saurio es más respetable a todas luces.
EliminarEn cuanto a los elogios, quizás te ayude a entender el hecho de que me gano la vida con las palabras, como todo docente; pero, sobre todo, que escribo versos, mejores o peores, desde, más o menos, los doce años y ya no cumplo cincuenta. Así que la práctica me ayuda.
Muchas gracias.
Claro y conciso...
ResponderEliminarAbrazo Juan Carlos,
Gracias.
EliminarAbrazo, Ross.