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11 de mayo de 2009

Reloj de arena


Dicen que el reloj de arena representa la fugacidad del tiempo y de la vida. Dicen que, como algunos tambores y la cruz de San Andrés, simboliza la unión de los dos mundos, el superior y el inferior. A Shiva se le representa con un tambor en forma de reloj de arena, cuyo sonido da lugar a la creación, en una de sus cuatro manos.

Ernst Jünger escribió en El libro del reloj de arena: “Quien vive completamente inmerso en este orgulloso mundo nuestro de titanes, en sus goces, en sus ritmos, sus peligros, podrá llegar a realizar grandes cosas en él, pero lo que no podrá es enjuiciarlo. (...) El reloj de arena es, en este sentido, un buen punto de apoyo para acometer la crítica de la facultad de juzgar.”

Aparte de la distancia necesaria para juzgar, las palabras de Jünger nos hacen pensar en lo que ha podido suponer de pérdida la civilización moderna, con su manera mecánica de intentar medir el tiempo, plasmada en la invención del reloj de ruedas o engranajes, por no hablar de los relojes digitales, que intentan reducir a números la vida. Pérdida, porque parece que el ritmo de la naturaleza, con sus ciclos de renovación, va por otro camino.

Yo, que no quiero formar parte de un mundo de titanes, que busco otros goces, otros ritmos que me lleven, no a las grandes cosas que figuran en los libros de historia, sino a las pequeñas, que se leen, o no se leen, en los cuadernos de la intrahistoria, propongo dar vuelta a un imaginario reloj de arena, y prestar atención al curso de las estrellas, al sol, al canto del gallo o al de esa pareja de mirlos que gorjean al alba, al alba...


14 comentarios:

  1. Cuánta verdad. Una vez escuché la siguiente frase: "El reloj es un instrumento de esclavitud". Me quedó grabada en la cabeza, sin embargo, nunca me pude liberar de él.

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  2. Es indudable que cuando no somos esclavos del tiempo, las cosas parecen ir a otro ritmo, y podemos disfrutar mejor de las cosas y los momentos.
    Yo tampoco quiero pertenecer a un mundo de titanes.También me declaro seguidor de atardeceres y melodías de seducción a fuego lento.
    Saludos!

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  3. Sí! Eso es! Me encanta. Odio el tiempo que gotea y que en lugar de empaparte, te arrastra lo que tengas en la piel, haciendo que el tiempo se convierta en una pérdida de tiempo.

    Yo por mi parte ya hace tiempo que dejé de usar reloj. Ahora sólo me falta dejar de trabajar en una profesión guiada por un reloj. Tiempo al tiempo.

    Salu2

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  4. Yo también apuesto por tu visión del goce del tiempo. Mejor dicho, del goce de la vida. Yo creo que el tiempo siempre es pasado y no me gusta el pasado.

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  5. Yo tampoco uso relojo. Lo dejé colgado por ahí. Sin embargo, no logro librarme del tiempo, que me persigue y lo llevo pegado al culo.
    ¡¡¡¡¡¡por eso me quiero prejubilar!!!!!!!!!
    Para tener esos atardeceres junto al mar y esos despertares con pajaritos.
    pero todaía no puedo. Me queda el reloj del móvil

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  6. Uno de mis colaboradores en la revista literaria Pernía, me remitió un completo reportaje sobre el reloj, que venía encabezado por la siguiente frase:"El reloj es un instrumento de tortura creado por los humanos para su conveniencia".
    Juan Carlos, como de costumbre, este post nos recuerda todas esas cosas que tú buscas y nos conduce a ellas, aunque sólo sea por un momento.

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  7. García Calvo escribió un interesante, aunque denso, ensayo titulado Contra el tiempo, cuya lectura recomiendo.

    La teoría de la relatividad llamó la atención sobre la falsedad o inexactitud de considerar el tiempo como algo existente aparte del espacio. Es, por tanto, un constructo cuya medida resultaría risible si no estuviera tan relacionada con tantas cosas que nos importan y, ay, con tantas otras que no nos interesan, pero nos atan o arrastran.

    Como digo en otro lado, Froilán,se supone que hemos creado los instrumentos para servirnos de ellos y hacer más plena nuestra vida. En muchos casos, por el contrario, nos convertimos en esclavos de las máquinas o utilizamos las máquinas para someter a los otros. El reloj es una de ellas.

    Juan: creo que nos damos cuenta de que el tiempo pasa, es decir, de que se convierte en pasado, cuando hay un vacío, falta de goce de la vida, como bien dices. De todas formas, rememorar es a veces sano y necesario ejercicio.

    De esa sensación de falta de plenitud, Francisco, que nos hace creer o sentir que el tiempo nos acosa o empuja, que lo servimos, pero no nos servimos de él, nace el rechazo o la propuesta de mi texto, el cual es, obviamente, muchas veces un deseo, más que una realidad efectiva. El reloj es símbolo de eso, más allá de su uso racional para ordenar la secuencia de nuestras actividades. Yo procuro olvidarme de él, aunque lleve uno de bolsillo y, además, de cuerda.

    Caray, Markos: una bonita alegoría, una metáfora punzante y un juego de palabras. Si ya digo yo que tienes tus puntas de poeta. Me gustaría añadir a lo que dices que a veces se gana perdiendo el tiempo o, mejor, perdiéndose del tiempo.

    Alejandro: pues ya somos dos (aunque según leo somos más) en esta pequeña cofradía. Todo texto que se sostenga ha de dar lugar a una síntesis clara: la que tú has hecho.

    Solsiyonka: aunque parezca imposible, creo que el mejor modo de empezar es rechazar la idea de considerarnos esclavos y menos e un reloj, aunque he utilizado también la palabra esclavitud. Decir, seguramente lo hemos hecho todos alguna vez, "soy esclavo de mi tiempo" es tirar la toalla y convertirse de manera consciente en un engranaje más, en una pieza, en una máquina.

    Gracias a todos por premiar mis palabras con consideraciones que muestran no sólo vuestra atención, sino también vuestra buena pasta.

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  8. Pues yo necesito que se pare el tiempo por un tiempo... Cierro los ojos para hallar el instante eterno que me permita respirar y sólo alcanzo a oír el tic tac del antigo reloj de pared del comedor de mi padre...

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  9. Santi: el tiempo no se para, te pasa o tú pasas por él. Encontrarás, espero, ese instante que no es otra cosa que encontrarte en ti.

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  10. La reflexión es muy interesante y el último párrafo está cargado de sentimiento. Es inevitable, supongo, que venga a la cabeza Borges; el tiempo, el Libro del reloj de arena, y finalmente ese canto a lo cotidiano, lo pequeño, a lo aparentemente menos trascendente.

    Con lo de la pérdida que supone la civilización moderna me has recordado uno de los capítulos de Rayuela, en el que se habla de la pérdida de determinados gestos (en concreto Cortázar habla del gesto de ahuecar la mano para evitar que la vela se apague).

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  11. Pues no sé a qué viene tanto cuento. Al reloj de arena se le dá la vuelta y sigue pasando la arena, ti Titán ni niño muerto. Los goces perdidos no vuelven y si te mueres por mucho que te dén la vuelta como que no...

    A veces los que escriben tan bien lo hacen para maquillar cosas pequeñas de grandeza, y los que dicen buscar goces pequeños son tan grandes que los primeros no podrían creerlo.

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  12. Marqus: me traes dos de los grandes, con dos de sus grandes obras. Gracias.

    Dezaragoza: la distancia más corta entre dos puntos no siempre es la línea recta. Yo no discuto lo que dices en el primer párrafo. Mi texto no da a entender para nada que se pueda revivir. Pero enamorado de mi lengua, que junto con los míos, es mi única patria, concedo a ella lo que me pide cunado me da la gana y, cuando me da la gana, juego con ella e intento disfrutar de sus resortes. ¿Acaso tú te presentas en una entrevista de trabajo, por poner un ejemplo, descalzo?

    Pues no sé entre cuáles de los que dices pretendes encasillarme. Me gustaría encontrarme, aunque no creo que llegue, entre los segundos. Así que me sitúo entre los primeros con plena consciencia, pero eliminando el verbo "maquillar" por dos razones: en primer lugar porque los conceptos de grandeza y pequeñez son en buena parte subjetivos; en segundo lugar, y dependiendo de lo apuntado, no me importa embellecer o idealizar lo pequeño grande. Si lo grande es grande de verdad, le sobra la estilización.

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  13. Gracias :-) es que soy muy juguetón
    Salu2

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  14. Markos: ya me voy dando cuenta. Me parece estupendo.

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