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26 de febrero de 2009

Que viene la nueva evangelización


No hace falta que doña Hilaria venga a decirnos que flaqueamos en libertad religiosa. Haría mejor en mirar para su coleto y limpiar un poco la casa, si de derechos humanos se habla. Mas estaría bien que promoviera la participación de unos miles de élderes o de pastores que tuvieran como principal cometido asesorar a los acólitos de Ramón del Hoyo López, obispo de Jaén y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, en el modo de trabajarse la calle con los evangelios en la mano. Para ayudar en la tarea, tendrían los obispos que soltar un poco el báculo y otro poco más el hisopo y un mucho más el sahumerio con que inciensan pancartas y tremolinas.

No hace falta, quizá, ir tan lejos, pues dentro (o fuera, según se mire) hay creyentes tonsurados, como los curas de Entrevías, que llevan los evangelios en el corazón. Mas no es esta clase de misioneros la que echa en falta el obispo cuando asegura que los misioneros no son cooperantes.


Torquemada, martillo de herejes

Hay que entender la preocupación por las personas no bautizadas. Sobre todo en el caso de los niños que mueren sin conocer a Dios. Desde que Juan Pablo II cerrase el limbo, la situación de las almas cándidas parece tanto o más precaria que antaño, pues uno no puede entender con rectitud qué sea la misericordia de Dios cuando algunos prelados hablan de ella. Si le quitamos la tiara al Nuevo Testamento, por poco que seamos capaces de leer entre líneas, “Dejad que los niños se acerquen a mí” significa algo muy distinto a meterles mano. De esta manera, alguna esperanza luce para quien crea.

Si de adultos se trata, ármese el obispo de valor y convenza con razones, y con el ejemplo, a quienes cambiaron a Cristo por el becerro de oro y a aquellos otros que no necesitan saber de ningún dios para vivir o intentar sobrevivir. Lo mismo vale para los bautizados que se han alejado del Evangelio; aunque habría de estudiarse algún argumento especial si se encuentran con gentes abominables, como el que esto escribe, que firmarían su desbaustismo, algo más original y poético que la apostasía.

Sin embargo, ay, temo que no serán razones, sino ciclones, las armas que esgriman estos nuevos cruzados. De sólo pensarlo me llegan ya los ecos de las pesadillas. Ahí viene otro Pedro el Ermitaño gritando: “¡Dios lo quiere!”, mientras sus huestes de arrobados saquean poblaciones camino de Nicea. Ahí llegan los dominicos Savonarola y Torquemada de bracete con sendas teas. Ay, la hoguera... la hoguera.


9 comentarios:

  1. Quizás no se percaten de que los nuevos paganos están ahora más preparados y precavidos de aquellos que tienen la arrogancia de escupir que tienen la verdad y que los demás DEBEN obedecerles. Quizás haya más hogueras que las que preparen los nuevos evangelizadores y más mártires de los calculados. Solo quizás...

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  2. Quizás, amigo, quizás.

    Pero paganos lenguaraces o, mejor, sin pelos en la lengua no hay tantos. Quizá es que están tapados aceitando la antorcha.

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  3. Estimado Juan Juan Carlos, permíteme que te trate de tú, ya que has tenido la deferencia de dirigirte a mí.

    No pretendo ocultarme en el anonimato, aunque debo confesar que me da un cierto pudor esto de firmar los escritos. Lo de Anónimo tiene más que ver con mi incapacidad para poder publicar mi comentario por otros medios. Las demás opciones me resultaban más bien complicadas. No es esto de la tecnología mi fuerte, la verdad, y tiendo a ponerme de los nervios cuando cuando las cosas se me ponen un poco difíciles.

    En cuanto al texto de esta noche. Bueno, me temo que ahí me tocas la fibra sensible. Soy creyente, al menos eso pretendo. Quiero creer, necesito creer para poder dar sentido a ciertos episodios sucedidos a lo largo de mi vida, y que sin fé serían difíciles de sobrellevar. Lo cual hace aún si cabe más difícil para mí poder soportar ciertas actitudes soberbias e intolerantes de la jerarquía eclesiástica. Soy creyente y de izquierdas, la oveja negra del rebaño, la china en el zapato de obispos y prelados varios que desearían que estuviera fuera de su casa para poder condenarme. Bueno, yo estoy dentro, como muchos otros, a pie de calle, haciendo lo que podemos.

    No todos somos como ellos.

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  4. Buenas noches con-comentaristas. Ser o no ser buena persona, "en el buen sentido de la palabra bueno", es un asunto al margen de los hábitos.
    Es simplemente una razón de ser. A mí me lo parece al menos.

    Un saludo

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  5. Respeto a los creyentes de buena fe. Tengo debilidad por las ovejas negras, además. Y reconozco que a mi lado Cypher a veces se le va la mano, con mucho gusto, claro está, cuando de jerarquías se trata.

    Para completar la visión que del mellizo hagas a este respecto, te invito, si quieres, a leer los artículos "De obispos y blasfemias", "Libros censurados por la Iglesia", "¿Una lección de ética?" o "Manual escolar de religión".

    Sé que no todos sois como ellos. El mensaje de Cristo es valioso, aunque no comparta buena parte de las interpretaciones que de él se hacen. También lo que dijeron e hicieron muchos católicos. Estoy pensando, por ejemplo, en Juan XXIII o Helder Cámara. No pueden caer en saco roto. También es cierto que los agnósticos y los que abogamos por la secularización debemos pensar y hablar más de esto.

    Espero que vayas mejorando. Serás bienvenido o bienvenida cuando consideres pertinente dejar por aquí tus palabras.

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  6. Efectivamente, Crespo. Estoy de acuerdo. Además, vienes con cita de un poeta.

    Saludos.

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  7. Hoy es día de fiesta, amigos, tras la buena nueva que nos trae el obispo de Jaén (el de las piedras en la boca,¿recuerdas, Juan Carlos?)
    Y es día de alegría porque la Iglesia reconoce que en España somos más inteligentes... ¡Bien! Si resulta que España es tierra de evangelización porque no se bautiza, ¡los niños no conocen la palabra de Dios! Eso es genial, quiere decir que nos vamos liberando poco a poco de la caterva negra. Bien, bien y tres veces BIEEEEEN.

    Pero, ojo, no se lo crean, porque la Iglesia tiene más mano que nunca.

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  8. Es una manera de ver el asunto, Francisco. Por otra parte, es cierto lo que dices al final: Bertone se fue con la seguridad de que el Concordato no va a ser denunciado.

    Saludos.

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  9. Acabo de caer en la cuenta. El anónimo visitante puede, si quiere, poner nombre a sus comentarios. Basta con seleccionar en "Comentar como" la opción Nombre/Url. Sólo es preciso escribir en uno de los dos rectángulos que aparecen.

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