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18 de septiembre de 2008

Sexismo y lenguaje

Cuando se habla de sexismo en el lenguaje, se olvida con frecuencia el grado de interiorización a que ha llegado el uso de algunas palabras y expresiones tanto en las mujeres como en los hombres.

Resulta hasta ridículo considerar el bizantinismo que subyace bajo las formas de tratamiento y las denominaciones de cargos u oficios, por mor del respeto debido a la igualdad de derechos de género, desde la más que razonable alternancia entre ministro y ministra, pasando por la innecesaria precisión de género, del tipo amigas y amigos, ante un auditorio de ambos sexos, para terminar en el absurdo de jóvenas y jóvenes.

Hay otros usos que reclamarían mayor atención por parte de aquellas y aquellos que rastrean y persiguen la huella del poder masculino y sus secuelas de discriminación y sometimiento de la mujer. Son mucho más peligrosos de lo que parece y, por tanto, de más urgente erradicación, porque están lexicalizados y, digamos, grabados en el subconsciente de los hablantes. Me refiero al uso valorativo, expresivo o simplemente fático de expresiones malsonantes, y de otras que no lo son tanto, relacionadas con ambos sexos.

Es el caso de cojonudo y coñazo, palabras en las que el desplazamiento semántico no consigue anular el estigma sexista que encierran. Lo cojonudo es siempre, salvo por ironía, algo excelente, bueno, interesante. Coñazo se aplica, sin paliativos, a lo aburrido, a lo pesado, a lo insoportable. De este modo, se llega a construcciones que resultan ser un verdadero disparate, si recuperamos todos los rasgos de significado: “Luis es un coñazo de hombre”, “esta chica es cojonuda”, por ejemplo. Esto no choca, como tampoco choca oír en boca de mujeres estas hermosas expresiones: “Estoy hasta los huevos...”, “me tienes hasta los cojones.” O esta de no menor lindeza, en los labios de ella y en los de él: “Rosa los tiene bien puestos.” Para qué hablar del vocativo muletilla macho cuando se charla con una mujer. Son asuntos de menor importancia comparados con el dilema de si es adecuado o no llamar jefa a la jefe o tenienta a la teniente.



5 comentarios:

  1. Siento que me repito, pero es muy interesante lo que comentas.

    Es gracioso, por decir algo, escuchar en las mismas mujeres que revindican con tanta furia la equiparación social y cultural de las mujeres expresiones como las que comentas. El lenguaje y sus trampas, una vez más.

    Pero ya que hablamos de sartenes, démosle la vuelta a la tortilla. O no, porque algo comentabas.

    Está la cara b del asunto. Tanto afán por la igualdad y por equiparar el lenguaje a ella nos está llevando a tomarnos ciertas licencias que no nos pertenecen. Resulta más que absurdo, o al menos eso pienso, leer cosas como estas: Querid@s amig@s, contamos con tod@s vosotr@s. Igualdad y progreso sí, por supuesto. Terminar de destrozar el lenguaje no, gracias.

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  2. Tienes mucha razón. La hortera utilización de la arroba es un ejemplo que se puede añadir a las idioteces comentadas en la primera parte del escrito.

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  3. Olvidaste el "miembros y miembras"...
    Hombre, vale que en cierto modo nuestra sociedad siga siendo un tanto machista, pero si hay algo insoportable es el feminismo exaltado, ¿hembrismo?...
    De todos modos, y aunque como ya he dicho vivamos en una sociedad machista, yo creo que no es cuestión de poderío masculino decir "cojonudo" y "coñazo"... Son cosas que siempre se han dicho, no creo que se inventaran para dejar en ridículo a la mujer... Vamos, quiero pensarlo...

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  4. Muy contradictorio, señor Kyper: "Vale que (...) nuestra sociedad siga siendo machista" y, después, "si hay algo insoportable es el feminismo exaltado." De ello se puede deducir que, como estamos acostumbrados, el machismo, "en cierto modo" puede soportarse, el feminismo no.

    Estoy completamente de acuerdo en que, con toda probabilidad, el imbécil o los imbéciles que acuñaron las expresiones "cojonudo" y "coñazo" no pensaron en vejar a la mujer. De todas formas, llama la atención que su significado no sea el contrario, es decir, por ejemplo, usar "cojonudo" para lo insoportable, etc. Y esto, desde mi punto de vista, quiere decir algo.

    Ni la costumbre ni la tradición hacen buenas por sí mismas las formas de expresión. No darse cuenta de ello supone aceptar cualquier cosa que nos venga de la tradición y de la costumbre. Supone, quizá, no tener voluntad para intentar cambiar lo que está mal.

    La lengua no es un medio aséptico de comunicación. Está cargada, más de lo que parece, de ideología, de valores. Con esta sartén y, también, con la anterior pretendo llamar la atención sobre ese fondo de, digamos, anormalidad y de iniquidad que hay tras lo aparentemente normal e inocuo.

    Fíjate en cómo son las cosas y en lo fácil que es caer, por costumbre, si quieres, en las trampas de la normalidad. "Macho" y "hembra", aplicados al ser humano fuera de su aspecto biológico están fuertemente connotados: ensalzan o rebajan, más bien, al ser humano a la escala de lo animal. Te lo digo porque hablas de "hembrismo."

    Finalmente, hay una frase bastante grosera que apunta a la sinrazón de lo aceptado irreflexivamente por el común: "Come mierda. Millones de moscas no pueden equivocarse."

    Pues eso.

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  5. Mmmm...que debate tan interesante.

    Con hembrismo entendí al señor Kyper lo mismo que me enseñaron a mí, la posición contraria al machismo que exalta a las mujeres elevándolas a un plano superior al del hombre. Muy al punto vendría resaltar el matiz animal que destacabas, Juan Carlos, pues desde luego es vergonzoso que sea propio de seres racionales perder el tiempo en esta clase de disputas sobre quién es mejor. Iguales pero diferentes, parece ser un concepto demasiado complejo para todavía una inmensa mayoría.

    Cosa bien distinta es el feminismo, que propone equiparar en derechos, oportunidades y ojo, también en responsabilidades a la mujer respecto al hombre. Otra cosa es que por un puñado de mujeres que lo saquen de contexto y se acerquen al hembrismo se generalice y se tienda a pensar algo parecido a lo que tú sostenías sobre lo insoportable que puede resultar el feminismo exaltado.

    En realidad tiene tela, porque con todas las mujeres que ha habido a lo largo de la historia que han luchado por que los derechos de las mujeres fueran reconocidos de una manera brillante y diplomática, tener que escuchar algo así es bastante duro.

    De todas formas sé de alguien que va a disfrutar mucho en sus próximas clases de filosofía...a ver si con suerte das con un profesor de esos que enseñan a pensar y a cuestionar las cosas.

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