Sino un abismo que señala
Con dedos vaporosos,
Con luces impasibles,
La finitud del barro
Que extraña el agua que lo forma
Y lo disuelve.
Y, en el agua, el reflejo
Es boca de cieno y espuma
Que remeda rostros movedizos
En busca de su origen abisal
O del canto de una sirena.
El camino, entonces, parece
Consistir en azogue
De piedra y fuego que calcina
La carne y la palabra,
Todo convertido en inútil
Brasa que se apaga en la apuesta,
Ceniza de su sueño.
Sin embargo, sentimos
Que es posible poner un beso
En la bruma y una caricia
De voz sumergida en el fondo,
La flor del renacer
En la tierra quemada.
vecino, bello poema, como siempre, pero cada día eres más oscuro... O yo más torpe, que también puede ser.
ResponderEliminarMás lo primero, quizá, aunque no lo pretendiera, que lo segundo.
EliminarLa base del poema, creo, está en la identificación de cielo y mar con sendos espejo.s Luego entran en danza los otros elementos. La idea era ofrecer una imagen de la búsqueda de trascendencia o de integración en lo supuestamente trascendente.