Cuando se acerca la canícula, a veces busco un rato de esparcimiento que alivie la excitación de las neuronas. Aunque no puedo dejar de pensar por completo, puedo echar de menos tener vocación por la vacación.
Alejado de los fuegos fatuos y los cantos de sirena de la televisión, busco en otros medios informativos y performativos, no expiación, sino, al menos, un verano más piadoso o benigno para mis dendritas: palos en las acampadas supervivientes, pinzas más extremas que la de Extremadura, sueldos imposibles como los pies de las chinas que cantaba Rubén Darío, pero al revés, flotillas saboteadas, Rubalcaba haciéndose el rojo, el negocio de la SDAE, el negocio de la Jornada Mundial de la Juventud... Motivos todos para llenar de bit y bilis varias páginas virtuales.
Alejado de los fuegos fatuos y los cantos de sirena de la televisión, busco en otros medios informativos y performativos, no expiación, sino, al menos, un verano más piadoso o benigno para mis dendritas: palos en las acampadas supervivientes, pinzas más extremas que la de Extremadura, sueldos imposibles como los pies de las chinas que cantaba Rubén Darío, pero al revés, flotillas saboteadas, Rubalcaba haciéndose el rojo, el negocio de la SDAE, el negocio de la Jornada Mundial de la Juventud... Motivos todos para llenar de bit y bilis varias páginas virtuales.
Echo un vistazo al blog para entretenerme. Me doy cuenta de que algunos asuntos, algunos descriptores a los que debiera tener más apego, eso que algunos chalados no tan informados llaman "tags" o "etiquetas", andan un poco huérfanos. Así que me digo: ¿por qué no hacer un collage de palabras?
¿Qué palabras? No quiero ahora las de los medios, me digo. Prefiero las de las pocas personas que se deciden, por la razón que sea, a opinar o comentar mis ocurrencias. Qué mejor muestra de aprecio, y hasta de afecto, que hacer mías sus palabras.
¿Qué palabras? No quiero ahora las de los medios, me digo. Prefiero las de las pocas personas que se deciden, por la razón que sea, a opinar o comentar mis ocurrencias. Qué mejor muestra de aprecio, y hasta de afecto, que hacer mías sus palabras.
Tiene que ser un poema o, por lo menos, parecerlo, me digo.
Y este es, entresacado, mezclado e hilvanado con los comentarios de las diez publicaciones anteriores, el fruto, no sé si maduro, no sé si pera o manzana. Tomadlo como un jue(r)go de verano o una excusa para agradecer vuestra atención. El título es el que figura a la cabeza de este escrito.
Y este es, entresacado, mezclado e hilvanado con los comentarios de las diez publicaciones anteriores, el fruto, no sé si maduro, no sé si pera o manzana. Tomadlo como un jue(r)go de verano o una excusa para agradecer vuestra atención. El título es el que figura a la cabeza de este escrito.
Cuando el diablo te viola,
Que te anestesien
Esos doctores
Con vocación de buen samaritano,
Unos fuegos artificiales
Entregados de pies y manos
A la hiena toda una vida,
Es lo más insultante.
Son gente de mucho cuidado,
Algo más que zorras del capo:
Cheques, baños de sol,
Un cementerio nuclear,
El teléfono de un psicópata,
La modélica transición.
Los que tienen la muerte en los talones,
Esos hijos de puta,
Esos doctores,
En connivencia con piratas
Como el ciudadano Borbón,
Seguirán mostrando sus grasas,
Su minuto de gloria,
Poniendo cara de tambor.
Para partirles la cara...
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