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9 de julio de 2011

Más lejos que las balas

 En la muerte de Facundo Cabral



La yaya Andrea me dijo que tenía una estrella cuando me oyó cantar.

Ayer el tío Pedro fue tiroteado y arrojado a una cuneta. De tío Pedro, que no hizo en su vida otra cosa que cantar, he aprendido todo. Apenas me tengo en pie de tanto aventar zopilotes. La rabia no deja que cierre los ojos. Desvelado, veo que madre se asoma al cuarto enjugándose las lágrimas.

-Madre –le digo-: cambiaría la estrella por una pistola.

Madre niega con la cabeza, arranca el velo negro que la cubre, lo aprieta en un puño y me responde:

-Las palabras llegan más lejos que las balas.

4 comentarios:

  1. Se nos están acabando las palabras.Damos vueltas y escogemos las más directas,las más entendibles y,sin embargo,sólo recibimos golpes y golpes sin explicarnos cual es la causa de tanto apaleamiento.

    Sabemos que madre no quiere porque ha vivido y contemplado la muerte y la desdicha que causan las balas.

    Se nos acaban las palabras y no queremos que madre vuelva a sufrir.

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  2. Sin dudas que "las palabras llegan más lejos que las balas"...
    Gran homenaje el tuyo, Juan Carlos!
    Lau.

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  3. Cierto, las palabras llegan más lejos, pero en ciertos momentos históricos es necesario que las pistolas abran camino a las palabras porque hay gente impide que siquiera se aventen.

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  4. Cierto, Felipe. También tengo la sensación de que muchas palabras salen alicortas. Luego está el siguiente problema: qué hacer cuando las palabras no bastan.

    Gracias, Laura. Llegan más lejos, sí; pero hay mucho ruido.

    Lamentablemente, Francisco, lamentablemente.

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