...Es plantar, por ejemplo, una amapola, una pequeñita que no coloque mucho, en el yermo berroqueño de la Puerta del Sol, en la puerta de tu casa o en los umbrales de Jerusalén.
Si tienes tiempo y te arrebata la fiebre plantadora, deposita un zurullo mojón, un cucurucho, un matasuegras, una higa... en el jardín de Rubalcaba.
PS.: Acabo, a falta de amapola, de poner un clavel seco en el dintel de la puerta. Y un no sé qué que se queda balbuciendo de ¿nostalgia?
Y que venga Ángeles Eduardo González-Sinde Bautista a quitarme lo bailao.
Lo siento, amig@s: estoy un poco atareado para atenderos, pero no he podido por menos que caer en la tentación. ¡Por Tutatis!
ResponderEliminarTodo lo que sea plantar es bueno, ya sea una amapola o un "zigurat" ante la Moncloa, Génova, Ferraz o las Salesas... y a ver si germina
ResponderEliminarJijiji.
ResponderEliminarA lo del "zigurat" estaría dispuesto, aunque habría que plantar uno por día, pues mi cuerpo, salvo excepciones, no da para más.