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31 de marzo de 2011

Iturrioz al habla

«Comed del árbol de la vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá».

Con no poca mala leche, Iturrioz atribuye a Dios estas palabras. No son mías. Se pueden leer en El árbol de la ciencia de Pío Baroja. La novela, recuerden, se publicó en 1911, de modo que cumple cien añitos. Felicidades.

Don Pío, un hombre extraño, de otro tiempo, no hacía, que digamos, mucho honor a su nombre. Acogido con reticencia por la España franquista, no pudo, no quiso tragar con todo: Julio Caro Baroja, su sobrino, respetó su voluntad de ser enterrado en un cementerio civil. Felicidades.


9 comentarios:

  1. Bien es sabido que a medida que el ser humano tiene más conocimiento es más infeliz. La ciencia nos demuestra que no somos nada y eso jode, por mucho que los iluminados quieran hacernos creer que somos los elegidos de los dioses.
    Solo los cerdos que se revuelcan en el fango son completamente felices. ¿No lo ves en Telecinco?

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  2. No desdeño la obra de Pío Baroja pero,personalmente,no me gusta ni me llega.

    El mismo Baroja,fuera de su obra,es una persona que no goza de mis simpatías.Extraño, de poco compromiso y de vida burguesa, a pesar de que algunas de sus singularidades pudiera pensarse lo contario.

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  3. No veo apenas televisión, Francisco: para revolcarme en el fango, prefiero mi propia inmundicia.

    Felipe: sobre gustos... Hay cosas de Baroja que a mí me gustan mucho. En cuanto a su persona, puede que tengas razón, mas yo me preguntaría con qué se calibra el compromiso de otros escritores que llevaron también una vida burguesa (y pocos hay que no) y que tanto admiramos. Por otra parte, el compromiso puede hacer más amable o respetable la figura de un escritor, pero no hace necesariamente mejor su obra.

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  4. Pues felicidades también de mi parte.

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  5. También de mi parte felicidades. En un escritor una cosa es su obra y otra su vida personal y sus ideas. Inevitablemente en nuestros gustos ambas cosas se mezclan.
    Por ejemplo, a mi me parece Mario Vargas Llosa un escritor de raza, no especialmente su última novela que la considero un "documental" largamente repetido, y sin embargo me decepciona y rechazo casi todas sus afirmaciones políticas e ideológicas.
    Besos

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  6. Creo que no me he expresado bien.
    Empecé diciendo que la obra de Baroja no me atraía especialmente.Con ello quería decir lo él que plasmaba en papel.Creo que tengo el derecho inalienable de que algo me guste o deje de gustarme, al pairo de lo que digan los "estudiosos" o la "crítica"

    En segundo lugar hablo de compromiso y lo hago desde la obligación ética que todo escritor debe tener ante la realidad existencial.No me valen de nada las prédicas literarias si no van unidas a la forma de vida que se discute.La escritura forma parte de la identidad de la persona,su ADN.No valen los caminos diferenciados porque somos un todo de como se piensa y como se vive.

    Que hay mucho progresía de salón?Eso no es un descubrimiento.Es una constatación.Habría que acordarse de Sartre respecto a Camus.Habría que acordarse de Alberti y su cohorte respecto a Miguel Hernández.

    Si consideramos la literatura como simple deleite está demás lo que estoy diciendo

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  7. Felipe: no te expresaste mal, aunque ahora te expresas de forma más clara. Empezaste mostrando tu poco aprecio por la obra de Baroja; es una opinión que respeto y, efectivamente, nadie, yo menos que nadie, puede obligarte a callarla. Eres muy libre de decir o escribir aquí lo que consideres oportuno. Es más: es de agradecer que muestres tu desacuerdo, si este existe, pues ello hace, entre otras cosas, más atractiva la circulación de ideas.

    No está de más lo que dices, Felipe, con lo que estoy bastante de acuerdo. No hay estética sin ética (y al revés). Los ejemplos que propones son suficientes no sólo para justificar lo que dices, sino también lo que yo trataba de decir. Cuando una cosa y otra (ética y estética) se dan necesariamente imbricadas en una obra que nos toca, tenemos no sólo al artista completo, también al hombre (o la mujer). Creo que de esto hablamos, en cierto modo, en la entrada que dediqué a Celaya. De todas formas, prefiero un relato de Borges, por citar sólo un ejemplo, a un panfleto bienintencionado, pues la literatura, aun no siendo simple deleite, no puede de dejar de ser arte, todo lo entrañado o comprometido que se quiera, pero arte. Digo esto teniendo en cuenta que es difícil, a estas alturas, encontrar obras que formal e ideológicamente sean un puñetazo (pienso, por ejemplo, en Luces de bohemia, por no salir de la llamada Generación del 98, incluso con su nostalgia modernista). Sin embargo, me reservo el derecho a pedir a una obra que satisface, digamos, mi idea de compromiso, que sea igual de comprometida en lo expresivo: no se pueden decir las cosas de cualquier manera. No sé si me explico.

    Por otro lado, no pretendía poner a Baroja en un altar, sino recordar El árbol de la ciencia, que me parece una buena novela, y aprovechar algunas de sus palabras para recordar también la figura controvertida del autor e invitar con ellas a la reflexión. En eso estamos, con acuerdo o desacuerdo.

    Carmen, por lo que acabo de escribir comprenderás que sólo en parte estoy de acuerdo con lo que dices. Cierto que se puede apreciar la obra de un escritor y rechazar sus ideas, mas uno preferíría que ideas y obra estuvieran en consonancia. El Vargas Llosa que ahora conocemos no hace mucho escribió que la novela había de servir a una visión rebelde, diferente de lo estatuido o establecido.

    Dezaragoza: pues eso.

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  8. En fin, sobre tesis nada hay escrito. Durante muchos años he sido editora y he tenido, no se si suerte, privilegio o qué, de conocer el "aspecto humano", muy pero que muy humano, de muchos grandes escritores que admiramos. Tuve que separar su pluma literaria de lo demás. Puedo asegurarte que hubiera tenido que dejar de leer a muchos de ellos. No porque sean distintos de los demás humanos, simplemente son humanos.

    A eso me refería.

    Hombre, ya entiendo la fusión entre literatura y compromiso. Como que casi me parece innecesario defender que detrás de una pluma está la concepción del universo por parte de ese autor y su propio sentido ético. Obvio. Quizás yo me refería a otra cosa.

    Besos

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  9. Disculpa, Carmen, que haya tardado un poco en responder a tu última intervención.

    Naturalmente que son humanos, hasta demasiado humanos. Creo que te referías al hecho de que, para alguien que gusta de la literatura, es muy difícil rechazar una buena obra aun si la personalidad del escritor nos repugna. En mi respuesta defendía, precisamente, el derecho a valorar una obra por sus virtudes estéticas, aunque sólo estas no basten. Del mismo modo, el mero compromiso no es para mí suficiente. ¿Es pedir peras al olmo? A veces, sí.

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