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19 de marzo de 2011

En el desván

Por ocultos resortes
me llega tu memoria:
la navaja con que, de niño,
más de dos veces me corté,
la chistera desvencijada
que cuelga de un clavo herrumbroso
del sobrado, una grieta
añosa en una viga centenaria.
Y las palabras, padre,
que no te dije en vida.




       Anton Webern: "Langsamer Satz"

Nota. La pieza de Webern está interpretada por el Amedeo Modigliani Quartet y publicada por el Isabella Stewart Gardner Museum con una licencia CC BY-NC-ND 2.0.

 

11 comentarios:

  1. Un homenaje muy emotivo y muy bello. Gracias por compartirlo. Un abrazo.

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  2. Gracias, Rampy, por tu atención. Bienvenido a esta casa.

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  3. Emotivo recuerdo. Se me antojan que las palabras que se quedan de labios para dentro martillean con dolor intermitente.
    Un abrazo.

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  4. Efectivamente, Markos. No digo que abrasan a veces, pero casi. En este momento me vienen a la cabeza las últimas que le dije en el lecho de muerte (murió de cáncer): le pregunté si quería que lo afeitase. Asintió entrecerrando los párpados. Murió a los pocos minutos de haberlo rasurado.

    Por cierto, majo, ¿cómo te van las cosas?

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  5. Triste y tierno poema en el que el recuerdo se hace protagonista.Nunca se dicen las palabras que quisieramos decir y ,quizás,ahí reside el amor y la ternura que siempre nos acompañará.

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  6. ... Ven que te de un abrazo, que palabras no tengo.

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  7. Bello homenaje a tu padre, siempre hay algo que queremos decir y no decimos...
    Perdona pero no me parece acertado lo de que Fukushima está muy lejos y ojos que no ven... creo que todos sufrimos por tan horrible tragedia y dicho esto te felicito por tan bello post, gracias por compartirlo.
    Besos de lindo fin de semana,

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  8. En este caso, Felipe, el recuerdo viene asociado a objetos. Recuperar las palabras, o pronunciarlas, se hace más difícil.

    Gracias, Kir, por el abrazo virtual.

    Gracias, Ross. En cuanto a lo que se lee en The Ghost Post es algo que atribuyo imaginariamente, con bastante sarcasmo o mala leche, a la ministra Elena Salgado. Lo que uno imagina no necesariamente lo comparte. Puedo, con mucho esfuerzo, meterme en la piel de un genocida y hacer, mediante el uso de la imaginación, que se exprese, pero eso no significa que piense como él.

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  9. Se percibe tu duelo a flor de piel en esta entrada.
    También en los comentarios.

    A uno siempre, por más dedicación que preste a sus seres queridos, le queda esa especie de duda. A veces, no se puede hacer más. Otras llegamos tarde o no llegamos.
    Viví algo parecido con mi madre y siempre me ha quedado la duda de que me falto algo por hacer, algo por decir...

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  10. Solemos llegar tarde cuando queremos decir las cosas importantes a nuestros padres. Quizá porque no nos damos cuenta de que son importantes hasta que no han desaparecido de nuestras vidas.

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  11. Bueno, Froilán, Francisco: parece que contemplamos este tipo de asuntos de forma semejante.

    El duelo aflora de vez en cuando. Tal vez por eso me dio por rescatar y corregir este poema que fue escrito en 1998.

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