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23 de febrero de 2011

Ónfalo

Estaba ya cansado de tanto mirarse el ombligo. A fin de cuentas, se dijo, sólo es una herida cerrada, una cicatriz.

Después de meditar durante un rato, se encaminó decidido al baño, pues creía haber encontrado la clave para contemplar, desde un punto de vista más comprometido, el nuevo centro de su vida.

Dispuso los espejos no sin titubeos y se desnudó. El juego de azogues le proporcionó una excelente, aunque no muy cómoda, visión de la rosa alborotada de su trasero.



Fuente de la imagen: Wikipedia. Autora: Lourdes Cardenal. Bajo licencia Creative Commons (CC BY-SA 3.0).

13 comentarios:

  1. Es lógico que al pillarle Delfos tan cerca quiso encontrar otro centro de su vida más real y al que tanto habían dañado durante tanto tiempo

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  2. Te diré Juan Carlos que tus relatos están tan concentrados que no te oculto que a veces debo leerlos más de una vez para entender todo su significado.
    Sabes qué? Ahora estoy a carcajadas yo sóla porque me doy cuenta que entre tu texto y el comentario de Felipe, yo no había entendido casi nada. Bueno te diré que mi interpretación del microrrelato tenía su aquel y lo mismo te hubiera gustado.
    Besos muy sonrientes

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  3. Pero qué mala leche te gastas colega, jaaaaaaaaaaaajajajaja qué bueno.

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  4. Correspondo a vuestras amables palabras desde la última intervención.

    Dezaragoza: me parece que le has cogido el punto, como más abajo se verá.

    Bueno, Carmen, es el riesgo de escribir en corto. No soy de los que dan, de buenas a primeras, facilidades al lector, pues cada texto tiene, desde mi punto de vista, sus propias reglas, ante las cuales puede que yo me equivoque. A veces el texto nace con su trampa. Había pensado en otro título, pero la asociación ombligo/ónfalo pudo. Creo que la risa, como la del maño, es la reacción más adecuada. Desde mi punto de vista, el relato es bastante sarcástico y hasta cruel, pues pretendía trastocar y rebajar, con el cambio del ombligo por el culo, el egotismo que acomete a mucha gente que se cree ombligo de cualquier cosa.

    De esta manera, creo que Felipe, que me parece un tipo muy serio, le ha dado otra vuelta irónica con su muestra de cultura. A decir verdad, quizá debiéramos preocuparnos más por lo que nos quitan o pretenden quitar que por lo que no estamos seguros si tenemos.

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  5. Estoy seguro de que con un poco de práctica logrará una posición más cómoda para admirárselo. Y si no, que vuelva al ombligo o a cualquier otra parte. El meollo, en definitiva, está dentro de la cabeza.

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  6. Sí que te gusta que nos lo curremos con tus textos, ¿eh? :-). Así que sólo puedo darte las gracias doblemente, por lo que he aprendido y por lo que me he reído. :-)
    Salu2

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  7. Claro que sí, Francisco: tacita a tacita, pelito a pelito.

    Depende de los textos, Markos. El título es un guiño que puede obviarse para disfrutar de la carcajada. Gracias a ti, por asomarte.

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  8. ¡Zaaaaaas!, lo cogí, lo cogí a la primera, tomaaaaaaaaaaaaaa

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  9. Claro, hombre. Tampoco era un acertijo. De todas formas, en esta página entra poca gente; pero inteligente y sensible, me parece.

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  10. ¿Decías algo? Es que estaba sacandome una pelusilla del ombligo

    De verdad, cuestame un rato entenderte, papi. Suerte que con los comentarios me entero de que va la fiessshta...

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    gente inteligente y sensible ...Creo que voy a dejar de venir xD

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  11. Me pasa como a Kir, he tenido que leer bien los comentarios para entender el relato... Las nuevas generaciones vamos a otro ritmo, jejeje

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  12. Quizás ya no pueda sentarme después de leerte, por no caer en la autolesión, y eso. Lo bueno (o malo) de comparar personalidad y cuerpo es que todos tenemos los mismo de segundo, lo cual hace más llevadero que no todos tengamos lo mismo de primero. Un abrazo :-)

    Carpe Diem

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  13. Sin tiempo para corresponder como, pienso, se debe, agradezco, >Kir, Juanjo y Adolfo, vuestras visitas.

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