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17 de noviembre de 2010

Scissorhands

Seguro que alguna vez has sentido que todo se rompe o se aleja cuando te aproximas. Sólo querías mirar, que la retina se engolfase en la sorpresa de lo cotidiano: un cuenco, una flor, una melodía, un cuerpo.

Manos de espinas que sólo sirven para rozar arañando abrojos y abrazar esquirlas, cuando una cara, una canción, una amapola, un vaso de agua fresca apetecías.

Has soñado que esas manos podrían alguna vez arropar de palabras dulces y tristes la alegría que se escapa, el calor de una sombra habitada por espíritus amables o traviesos, el perfume de una piel conocida que se despoja de ropajes.



8 comentarios:

  1. Ojala que algún día alguien me diga la mitad de lo que tu dices ahí. A veces, no solo valen los gestos.

    Besos.

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  2. Uf, Anna, no deja de ser literatura. Quizá la literatura exista, entre otras cosas, para mostrar que no todo se reduce o limita a gestos.

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  3. ¡Qué bonito te ha quedado! La personas destinataria debe estar contenta.

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  4. Muchas veces si no fuera por la creatividad en las palabras tendriamos que aborrecer este mundo.

    Amigo Juan Carlos

    Conozco a Miguel Ángel Rodríguez Arias y su lucha por la Memoria Histórica y los niños desaparecidos del franquismo.Es un excelente catedrático de Derecho Penal en la Universidad de mi región:Castilla-La Mancha.

    Saludos

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  5. Ay, fiyín, nun me andarás tú bajín de moral eh?. Oi, oi, oi. Ven aquí que te de un abrazo (que no un abrajo, que esos son terribles). Anda que ya podrá estar contenta tu señora.

    @Anna: tranqui mami que para la próxima que vaya a Madrid, te digo cosas bonitas a voces desde la calle a las 3.00 de la mañana. ¿No es extremadamente romántico?

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  6. He esperado a poder leerlo con tranquilidad. A tener tiempo para sentarme relajado y saborearlo, releerlo, volver a leerlo, recrearme en los detalles.

    Y mereció mucho la pena la espera. Estas cosas no se pueden leer a vuelapluma, hay que recrearse en ella.

    Me ayudas a crecer. Gracias.

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  7. Te digo lo mismo que el maño. Hay que leerlo varias veces, despacio, para degustarlo. Fantástico. Y críptico. Yo no lo interperto como una bajada de moral. No sé.

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  8. Dinojuanjo: el destinatario es el lector. En el momento en que se escribió, hace algo más de dos años, el primer destinatario era el que escribía.

    Felipe: tus palabras me recuerdan algo que hace años dijo alguien en la radio, creo que Ramón Trecet. Fue algo así, antes de poner no recuerdo qué canción: "Este mundo de mierda sólo es soportable con un poco de belleza". Algo parecido cantó Aute. Estoy básicamente de acuerdo.

    Kir, hija: cuando lo escribí estaba bastante jorobado, cierto. Pero hay en el texto, por lo menos, de elaboración, de arrastre de lenguaje que lo convierte en intemporal, aunque saliese de las entrañas.

    J. y Francisco: iba a decir que me sonrojáis. Que alguien se pare a disfrutar de lo escrito, a sopesarlo o, como decís, saborearlo y degustarlo, es de lo más hermoso que se le puede decir a quien escribe. Si, además, se añade que lo escrito toca en uno, lo remueve, estimula..., miel sobre hojuelas.

    Vecino: tal como entiendo ahora el texto, con un poco más de distancia o de frialdad, tengo que darte la razón. El texto se ofrece como un monólogo con un interlocutor mudo o silencioso, que puede ser cualquiera, en el cual se hace un análisis sentimental de un momento de horas bajas ("alguna vez", se lee en el texto). Ello supone, agua sobre las brasas, que hay "otras veces", otro espacio, un atisbo o recuerdo de luz.

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