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1 de octubre de 2010

Sueños eléctricos

La abuela le contó que, cuando los hombres eran de madera y no tenían alma ni entendimiento, los platos, las ollas y las piedras de moler ayudaron a animales y dioses a acabar con ellos. Mamá, que tenía memoria cinematográfica, le hablaba de las hazañas de HAL 9000 y de las aventuras de Roy Batty.

Pero eran consejas, historias, mitos. Recordarlos le provocaba algo parecido a un suspiro en su interior. No se resignaba a ser un simple lavavajillas.



8 comentarios:

  1. Bueno, bueno, ya veo que el nuevo camino que has emprendido se consolida y prolonga. Muy buenos estos microrelatos. Me gustan. Contundentes y directos a la cabeza.

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  2. ¿Por qué no? Me gusta cuando se rompen los convencionalismos, aunque sea para repetir pautas, pero nos obliga a tomar otra perspectiva sobre lo que asumimos como inamovible.
    Salu2

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  3. Oh yeah. Estoy con Francisco, el nuevo camino de microrelatos mola.

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  4. A mí también me gustan tus microrelatos, pero echo de menos los búnkers...

    Saludos.

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  5. Queridos lectores amigos: espero sepáis disculpar que aparezca a la buena del diablo. Yo no soy ubicuo y, por tanto, me declaro incapaz de seguir el ritmo que observo en algunos. No sé cómo lo hacéis.

    Gracias, chicos. Confieso que me lo estoy pasando bastante bien escribiéndolos. Pero tendré que espaciar la publicación de los próximos para atender a vuestras visitas, entre otras razones.

    Francisco, Dezaragoza: tengo unas cuantas ideas para otros tantos. Espero que pueda publicarlos aquí y, claro, que os gusten. Me di cuenta hace tiempo, quizá por la buena o mala costumbre de escribir versos, que cuando abordo el relato tiendo a la condensación y, a veces, a un cierto esquematismo. Así que me planteé por qué no agarrar al toro por los cuernos y experimentar directamente con lo breve o lo brevísimo. En ello ando, como veis.

    Markos: no sé si con las palabras anteriores contesto o correspondo a tu intervención. Si de la escritura hablamos, nunca se acaba de romper totalmente. El microrrelato, por otra parte, tiene siglos de historia, aunque antes no se le llamase así. Si te referías al texto en sí, bebe, quizá inevitablemente, de algunas fuentes: aparte de las referencias cinematográficas, el comienzo es una cita indirecta del Popol Vuh. Si te refieres al fondo, el lavavajillas protagonista apunta a los convencionalismos, pero no sale de ellos.

    Gracias, Juanjo. No veo a los mellizos muy dispuestos, pero cualquiera sabe. Me dice Cypher que lo justo sería alternar el búnker con algo parecido cuyo título, que se ha utilizado en una etiqueta del blog, podría ser "La Casa Rosada".

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  6. Ay, Juanjo: Cypher, que te aprecia, está poniendo cara de estar pensándoselo. ¡Que Tutatis nos proteja!

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