Cuando el gusano abandonó la manzana, ésta cayó medio podrida y un pichón pinturero, que probaba en la rama la calidad de sus zureos, se lo comió.
Días después, el pichón, con el buche lleno de algo más que gusanos, se preguntaba entre estertores que lo crucificaban en la zarza cómo era posible que el hijo bisojo del marqués venido a menos por un mal braguetazo y afición desmedida a las barras americanas o, quizá, el hijo, igualmente bizco, de algo venido a más por obra y gracia de hábiles maniobras especulativas le hubiera acertado en pleno sinsacro.
Sea como sea, el problema es ahora del hijo, bisojo o bizco, que nunca ha desplumado un ave. Pero Nati, la cocinera, que en estos momentos despoja de podre la manzana para matar el gusanillo, estará seguramente al quite por si el hijo, bizco o bisojo, apetece el palomino.
Días después, el pichón, con el buche lleno de algo más que gusanos, se preguntaba entre estertores que lo crucificaban en la zarza cómo era posible que el hijo bisojo del marqués venido a menos por un mal braguetazo y afición desmedida a las barras americanas o, quizá, el hijo, igualmente bizco, de algo venido a más por obra y gracia de hábiles maniobras especulativas le hubiera acertado en pleno sinsacro.
Sea como sea, el problema es ahora del hijo, bisojo o bizco, que nunca ha desplumado un ave. Pero Nati, la cocinera, que en estos momentos despoja de podre la manzana para matar el gusanillo, estará seguramente al quite por si el hijo, bizco o bisojo, apetece el palomino.
Es que los hijos de marqueses suelen tener afición por las barras americanas. No sé porqué será...
ResponderEliminarPor herencia, Juanjo. El narrador se refería al marqués.
ResponderEliminarQue hambre de justicia le entra a uno de tanto en cuando oye...
ResponderEliminarNosotros también estamos en la cadena (catas)trófica
ResponderEliminarLa vida es circular, sólo que nunca lo sabremos. La reencarnación es un hecho, salvo que cuando seamos polvo, no amaremos.
ResponderEliminarCarpe Diem
Hay hambres que no se sacian, Dezaragoza.
ResponderEliminarAhí le has dao, Francisco.
Adolfo: reconforta que traigas un poquito de poesía en tus comentarios. Lo primero que dices, puede que sea cierto. Lo segundo, puede que también, aunque lo dudo. Lo tercero, contradice a Quevedo, mas, lo que es más importante, la mayor parte de las teorías de sobre la reencarnación. Yo preferiría que se deshiciera la rueda del samsara en esta vida, a ver si así se extinguen algunas especies de gusanos.
Estamos en la cadena, comunicando nuestros ¿últimos estertores?.
ResponderEliminarY sí, algunos gusanos ya se extinguen, pero la capacidad reproductora es infinita, o increíble, o imparable...
Pululan, Froilán, pululan. Lo de la cadena es obvio: que no se convierta en un dogal.
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