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11 de septiembre de 2010

Pasos perdidos

En el tercer capítulo de Los pasos perdidos de Alejo Carpentier, el narrador y protagonista medita sobre algunas canciones que ha escuchado en una fiesta en plena selva:

“Para un pueblo era más interesante conservar la memoria de la Canción de Rolando que tener agua caliente a domicilio. Me agradaba que aún quedaran hombres poco dispuestos a trocar su alma profunda por algún dispositivo automático que, al abolir el gesto de la lavandera, se llevaba también sus canciones, acabando, de golpe, con un folklore milenario.”

Nada impide, diríase, cantar bajo la lluvia lenitiva de una ducha de agua caliente un romance morisco, una albada o un mayo. Pero no es menos cierto que apretar un interruptor puede convertirse en una huida hacia delante en la que el fondo del alma, si es que existe, sea el rastro de una sucesión informe de pulsaciones mecánicas intercambiables.

No es menos cierto que, ahora, el gesto de la lavandera muchas veces se acompaña de ostentosos clics que divulgan a los cuatro vientos, raramente a la sordina, la cháchara más inane y un folclore multinacional de quita y pon.

Y es que a veces se echa en falta un botón de pasos perdidos.

8 comentarios:

  1. Confiemos en que por ducharnos con agua caliente no perdamos las tradiciones dignas de conservar. Pero es cierto que, sin ducha o con ella, la tecnología cada día nos hace más ignorantes.
    Mwe encanta Carpentier. Tuve una época, cuando era estudiante universitario, que lo devoraba.

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  2. No estoy de acuerdo con Francisco... ni contigo. La tecnología es una herramienta, nada más. Y es el utilizarla bien o mal lo que nos hará ignorantes o más sabios. Bajo ese punto de vista, la imprenta también lo debió hacer de la misma manera, y no parece que fuera así. Tener acceso a más conocimiento es una maravilla, otra cosa es la morralla...

    Carpe Diem

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  3. Lo cierto es que mete un poco de miedo la velocidad a la que marcha todo, especialmente la tecnología. Y es curioso: tenemos a un clip la ocasión de enviar una comunicación importante, la posibilidad de conseguir un trabajo, la de comunicarnos... y esa inmediatez abrumadora lo único que nos participa es más ansiedad.

    Entiendo que Paco se refiere a ese momento (que irremediablemente llega) en el que dices basta, hasta aquí hemos llegado...

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  4. Francisco: Creo que es la dependencia inconsciente de lo que llaman "nuevas tecnologías" (entrecomillo porque la expresión es un dislate) lo que puede aumentar la ignorancia. En cuanto a Carpentier, a mí también me gusta mucho. Estoy releyendo ahora la novela que ha dado pie a este artículo.

    Adolfo: No he dicho yo que "la tecnología" no sea una herramienta. Concuerdo con lo que dices acerca de su uso. Observa que, en el escrito, procuro no generalizar: "puede convertirse", "muchas veces". Observo un uso meramente fruitivo que me parece muy extendido, por no decir dominante, y un apego a la novedad por la novedad.

    Froilán: una cosa es el miedo y, otra, la prevención o, incluso, el reparo. Hay que conocer y hay que probar con la distancia del escepticismo porque parece que esto es el futuro inmediato y hay que intentar comprender qué pasa. Cierto es que puede llegar ese momento en que digas "basta". Bien dice Adolfo que es una herramienta: mientras podamos manejarla todos sin sentirnos manejados para hacer todo eso que dices, estupendo. En cuanto a la inmediatez, yo diría que es mitad espejismo, mitad verdad. O se aparca la ansiedad, o se entrena.

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  5. Un precisión: cuando digo que la tecnología nos hace más ignorantes me refiero a que al usar una máquina para una determinada función olvidamos cómo se hace manualmente. Ejemplo muy radical: la calculadora hace que la gente no sepa ya resolver una raíz cuadrada o sacar un porcentaje. Es decir, nos hace más ingorantes.
    Otro ejemplo: las cosechadoras hoy día hacen todo el trabajo del campo. Dentro de poco (si no ya) se olvidará cómo se siega, trilla, bielda, etc. En suma, que no sabremos ni separar el trigo de la paja. Y como estos mil ejemplos más
    Dicho todo esto soy partidario de la tecnología, como no puede ser de otra manera. No me gusta ducharme con agua calentada al fuego. Por cierto, si me quedo sin mechero ni cerillas, ¿cómo hago fuego?

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  6. Claro, Francisco. Los ejemplos que pones hablan de esa ignorancia que produce la dependencia a que aludí.

    Si el mundo colapsa, puede que nos veamos inermes ante la necesidad debido a ese enfebrecido mirar sólo hacia delante.

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  7. Pues mira, justo la tecnología es la que me ha dejado unos días sin pasar por aquí, así que perdona la ausencia, pero Movistar no me ha puesto el Adsl hasta hoy.

    Saludos.

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  8. Juanjo: nada hay que perdonar. Fíjate, por ejemplo, en que entro a agradecer tu vuelta días después.

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