Páginas

8 de julio de 2009

Cerca de Citera


-¿Ya no te acuerdas, Ántifo, de la brisa perfumada de tomillo y espliego que mece los pinos del Nérito?

No es una mirada vacía lo que hallo en los iris negros, sino una luz de abismo que niega el dolor y el deber. Ántifo balbucea y me ofrece una flor que arrojo con violencia a la arena y aplasto con el pie. Los lotófagos ríen a nuestras espaldas.

-¿Quién eres tú, amigo? ¿Por qué no pruebas de esta comida deliciosa? –logra pronunciar al fin.

-Soy Odiseo, hijo de Laertes. ¿No recuerdas, Ántifo?

Mis hombres obedecen la señal: atan de manos y pies a Ántifo, que no tiene fuerzas para resistirse, y lo llevan en volandas a la nave mientras grita:

-¿Quién eres tú?

La respuesta no traspasa el umbral de mis labios resecos. Soy uno que amó a Helena y combatió por ella en Troya. En Troya pasé por mil peligros y otros tantos me esperan, si Atenea no me ayuda. Aunque intuyo que será un camino de sangre en el que quizá me pierda y te pierda, Ántifo, tengo un reino, una mujer y un hijo en Ítaca.


8 comentarios:

  1. Muy bello.

    Todos somos Odiseo. Lo malo es que casi ningún sitio es Ítaca.

    Carpe Diem

    ResponderEliminar
  2. Mi Ítaca pasa por acabar de cumplir mi sueño... Estoy camino de ello.

    Bello fragmento Juan Carlos.

    ResponderEliminar
  3. Muy bonito. ¿Es alguna hazaña más de Ulises dejando sin cena al cíclope Polifemo?

    Me gusta. Tu blog es como abrir un antiguo baúl, en el que cualquier cosa sacada al azar es una bella sorpresa.

    Salu2

    ResponderEliminar
  4. Gracias, señores.

    Adolfo: según cuenta Homero en La Odisea, Ulises llega, finalmente, a Ítaca. No la encuentra exactamente como la dejó, aunque esperaba algo parecido después de veinte años.

    Juanjo: te deseo suerte en ese camino. Y que en él no haya Escila ni Caribdis ni cíclopes.

    Markos: Homero es parco en el relato de este episodio. Tiene gracia que hables de Polifemo, pues Ántifo es uno de los compañeros de Ulises que devora el cíclope.

    En este baúl, es cierto, hay un poco de todo. No todo es igualmente bueno.

    ResponderEliminar
  5. Yo prefiero no llegar a Itaca. Nunca es bueno llegar al final del camino porque, precisamente, es el fin. Lo mejor es marcar la ruta en una dirección y navegar hacía allá. O marcarse un objetivo inalcanzable para aproximarse lo más posible. La utopia es imposible pero hay que intentar llegar a ella

    ResponderEliminar
  6. Ítaca no es una utopía para Ulises. Allí está el hogar que abandonó hacía unos diez años, pues el episodio de los lotófagos es uno de los primeros tras su marcha de Troya. Tardó otros diez años en regresar.

    Quizá pueda entenderse el periplo de Ulises como la persecución de una idea. Pero el héroe alcanza esa idea, aunque tenga que volver a usar su astucia para ello y, además, usar la violencia, puesto que asesina a los pretendientes de Penélope con la ayuda de Telémaco, su hijo.

    ResponderEliminar
  7. Francisco, Ítaca no es exactamente el final, o sí. Me refiero a que es esa vida anodina que tanto ansiamos cuando no la tenemos (pareja, casa, seguridad, hijos -quien los quiera y los tenga-) pero que tanto nos disgusta cuando la tenemos (mi caso).

    Juan Carlos, me has hecho buscar en el Wiki, quién narices era Ántifo. Por un momento pensaba que era un hijo de Eolo. Luego ya he entendido quién era y su relación con Odiseo. Tras esto me he perdido leyendo cosas y más cosas... En fin, me has hecho viajar por la cultura griega.

    Yo soy más de la Ilíada (aunque me tuve que leer los dos libros en la asignatura de Griego en COU y no recordaba este pasaje) y del amor entre Patroclo y Aquiles, silenciado por siglos de represión cristiana.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Ah, Santi, emocionante y enriquecedor viaje, espero. Lecturas que llevan a leer... No te voy a pedir disculpas, porque prefiero entenderlo como un cumplido.

    Efectivamente: la Odisea no es el “Viatge a Ítaca” que cantó Llach.

    En cuanto a Ántifo, lo que para ti fue una pesquisa, en mi caso fue intuición feliz. El episodio de los lotófagos puede pasar desapercibido. La parquedad a la que aludía suele relacionarse con la técnica narrativa de Homero. Sería algo así como la espuma de una ola, una manera de entrar en materia poco a poco. Sin embargo, desde mi punto de vista, prefigura por contraste otros episodios, digamos, más fuertes. Pero esto nos llevaría muy lejos. Volvamos a Ántifo...

    Necesitaba un personaje con nombre. La Odisea no es generosa en esto. Recordé el episodio de los cíclopes. Además, la Wiki da diversas personalidades... ¡Bingo! ¿Qué mejor nombre sino el de uno que es muchos, pero no sabe quién es, ni le importa?

    Yo no elegiría entre Ilíada y Odisea. Recuerdo un añejo montaje de Els Joglars: con toda la desfachatez del mundo, uno de los actores anunciaba: “Aquí se acaba la Ilíada y empieza la Odisea.” Lo que en la primera epopeya es, digamos, un movimiento de masas y diversos personajes, en la Odisea, necesario complemento, se convierte en algo así como un microscopio o una lupa. Del fresco se pasa, digamos, al retrato. También nos llevaría muy lejos. Habría que preguntarse por qué escogió Homero a Ulises y no a otro.

    Con respecto a Patroclo y Aquiles, no te falta razón. Yo añadiría que tampoco interpretaciones o estudios más paganizantes llegan al fondo del asunto.

    ResponderEliminar

Piénselo bien antes de escribir