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6 de julio de 2009

Las islas que van quedando



Ahí, sin temblor, deshaciéndose,
Sin rastro del tiempo empleado
En su gestación. Casi inerme
En la cama de celulosa
Y agua, sin olor ni aquilones
Que simulen el naufragio.

Ahí, sin olor, apagándose,
Casi, en un gesto de orfandad,
Muerte cotidiana sin nombre.

Y, ahí, atado unos minutos
Sin memoria al rostro borroso
De la muerte que nace en mí,
Oigo la sirena del barco,
Presto a tirar de la cadena.



Nota: el título está tomado de un poema de César Vallejo.

15 comentarios:

  1. Delicioso. Si tu empeño es que la gente lea más poesía que sepas que conmigo lo estás consiguiendo :D

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  2. Me ha encantado, es muy bonito, ¿es tuyo?, si es así, enhorabuena, es precioso.

    Un saludo.
    Maese.

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  3. Me pregunto cuáles son esas islas a las que te refieres que se pueden contar con los dedos. Por lo demás, coincido con dezaragoza en lo de "delicioso". ¡Ñam! Otro para la lista..

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  4. Gracias por la poesía y la entrada anterior de Adoum. ¡Qué vasto es el saber y cuántas limitaciones tengo!

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  5. Gracias, amigos.

    Dezaragoza: nunca es tarde si la dicha es buena. No es exactemente mi empeño, pero si, con ello, algo cae...

    Querido Maese: si no fuera mío, citaría al autor.

    Santi: el poema tiene, por lo menos, dos lecturas, como el verso del que cogí el título. Una de ellas es escatológica. Lo importante es qué puedan significar para ti esas islas.

    Juan: procuro hablar de lo que sé y de lo que me interesa, que no es tanto. El saber, es cierto, es vasto. Algunos dicen que nos hace más infelices. Todo el mundo tiene limitaciones, por Tutatis; depende de cómo sintamos al reconocerlo. Con respecto a Adoum, al que tengo que releer, como a tantos, merecerá la pena haber dicho algo si os acercáis a sus poemas.

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  6. Ay: nadie dice nada acerca de "La sandalia de Empédocles".

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  7. Ohh, me has maatado.
    Ya sé que los versos son mejores que los que leíste, pero simplemente son emjores porque no son míos.
    Ahora estoy en una época de descanso en la que me centro más que nada en relatos.
    Pero aún así, me alegro de que te haya gustado.

    Un saludo.
    Maese.

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  8. Gracias, ahora mismo me paso y lo leo.

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  9. Maese, majo: respondo en tu blog. Es la costumbre. Si no, es una locura.

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  10. Pues por la parte escatológica me has recordado a V.A.Estellés, que solía recurrir mucho a ella.

    Y por el significado que cada uno le da a esas islas, no sé cual sería tu intención, pero yo diría que la temática es de pérdidas, ¿tal vez alguna amistad? ¿algún amor?... ¿Voy mal?

    En cualquier caso, y aunque no acierte, buen poema.

    Buenas noches.

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  11. Gracias, Juanjo.

    No se trata de acertar o no. Es cierto que la segunda lectura habla de lo que se pierde y se arroja a la nada para continuar viviendo, como la caca.

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  12. A mí, sobre todo por la primera estrofa, me recuerda al momento de la escritura, al tan a menudo inapreciado trabajo que hay detrás de una línea, de un poema o de un cuento. No menciono novelas, por ejemplo, porque entiendo que no se refiere el poema a aquellas palabras que ven la luz, sino a aquellas que no la ven, que se apagan en una "muerte cotidiana sin nombre", y, aunque ha habido y habrá quienes quemen decenas y decenas de páginas con alguna historia a punto de concluir, creo que son más los cuentos, los poemas, los pensamientos los que naufragan.

    Yo prefiero, por último y por tanto, la otra versión, la no escatológica; escuchar la sirena del tiempo y apresusarse a recoger el ancla que nos impide aventurarnos en alta mar.

    Déjame darte un abrazo, lo necesito.

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  13. Me agrada la lectura que haces, Marqus.

    En cuanto al abrazo, recibe de mi parte otro.

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  14. Me ha resultado algo críptico, debo confesarlo, pero no por tus buenos versos, si no por mi falta de descanso. El comentario de Marqus me ha servido de cachaba intelectual.

    Hace poco leí algo sobre islas de Benedetti, veo que es una recurso poético muy extendido. Es muy atrayente, un símbolo de soledad, de vida, de muerte.

    No puedo evitarlo, soy muy visual. Y una vez tras otra me veo con cuatro años y un tazón de leche, de verdad, de la que se sacaba nata. Y con el colacao distribuído caprichosamente en la superficie. Formando islas, negándome a remover el desayuno y esperando pacientemente a ver qué pasaba con esas islas caprichosas, que de se deshacían viendo las más grandes desmoronarse de golpe y la lucha de las más pequeñas por aguantar más tiempo.

    Lo siento, debo de tener algún trauma, esa imagen es recurrente.

    Salu2

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  15. No me extraña, Markos: el poema es deliberadamente críptico. Que te haya llevado a un recuerdo, a lo que algunos psicoanalistas llaman "imagen obsesiva", es para mí un premio. De la infancia proceden buena parte de esas imágenes, que no tienen que ser necesariamente traumáticas.

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