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18 de abril de 2009

Un poco de Vázquez Montalbán



Ese rey que tanto le deslumbró desde aquella aparición evidentemente majestuosa tras los ejercicios tácticos de los Alijes, hizo bueno el verbo borbonear a lo largo de toda su vida, desde un mal utilizado instinto dinástico. A los animales les interesa salvar las crías, a los reyes las dinastías. Ese mismo rey que al parecer no quiso mancharse las manos de sangre y escogió el exilio en 1931, ya las tenía sucias al respaldar la política represiva de los Martínez Anido y compañía y las acciones de aquella guerra imperialista encabezada por los caballeros legionarios decapitadores o despeñadores y luego, desde el exilio, le prestó a usted avales políticos y estratégicos, porque intercedió ante Mussolini para que le cediera aviones para bombardear a sus queridos súbditos, aquellos cuya sangre al parecer no había querido derramar en 1931. Ese rey borboneador, chulesco, pichabrava.


Lo que antecede no es de mi cosecha. Es un fragmento de Autobiografía del general Franco, novela que Manuel Vázquez Montalbán publicó en 1992. La obra es densísima y voluminosa. Esto, y la morosidad con que se dota a la voz de Franco, pueden provocar el rechazo de más de un lector inconstante que no entienda que una losa que duró más de cuarenta años ha de ser dibujada con trazos pesados y hasta gruesos. La novela, desde mi punto de vista, no es sólo un ejercicio encomiable de ficcionalización de una ingente cantidad de materiales y fuentes, sino, sobre todo, una excelente muestra de lo que se ha dado en llamar “novela de dictador”.

El fragmento que he escogido forma parte de una de las réplicas con las que la otra voz principal de una obra polifónica como esta, la del escritor Marcial Pombo, imaginario artífice de las palabras, la historia o autobiografía del dictador, puntúa, subraya e intenta contrarrestar la del protagonista en un imposible diálogo entre el ególatra militar que se dirige a la posteridad y la de un fracasado antifranquista que representa, valga la redundancia, el fracaso del antifranquismo.

La elección de las líneas se basa en, al menos, dos razones. La primera es, obviamente, hacer una humilde aportación al recuerdo de la República. La segunda, no tan obvia, es recordar que el verbo borbonear se sigue conjugando. Y así nos luce el pelo: poco y con mucha caspa.


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11 comentarios:

  1. De todas maneras y sin quitarte la razón en que seguimos conjugando el verbo "borbonear". Hay muchos a los que les gustaría no conjugarlo pero por razones distintas a las tuyas y creo que las mías. A muchos les gustaría ser Presidentes de Repúblicas para continuar con las ideas del franquismo. No olvidemos que los más rancios franquistas (que los hay y muchos)detestan conjugar el verbo borbonear.

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  2. Sí, Juan: presidentes de repúblicas bananeras o nacional-socialistas.

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  3. Hoy te ha salido un post grande grande. Lástima que los medios de comunicación callen siempre ciertas cosas. Antes al menos había censura abierta, ¿y ahora cómo lo llaman?, ah, sí, ejercicio de estilo periodístico. Oye, hasta suena bien (aunque total es la misma mierda).

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  4. Excelente Juan Carlos. Es lo mejor que te he leído. Eres un tipo cabal y eso me gusta.

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  5. Ciertamente nos quedan muchos años para que se escriba la verdad. Hay un consenso tácito en todos los ámbitos para no tocar el borbonismo (por meter otro palabro) porque se cree, erróneamente a estas alturas, que desvelar ciertas cosas pone en riesgo la seguridad del Estado. Así, se calla, se tapa, se mira para otro lado o se censura sin más. La borbonidad tiene un blindaje que abarca desde unas inocentes caricaturas de los príncipes hasta el 23 F o la "vida fiscal" del rey.
    Sin embargo, creo que poco a poco, con el paso de los años (con el ejemplo del trato que va recibiendo la familia real británica), se han ido abriendo fisuras en ese blindaje y ya no es tan potente como hace 20 años. Van saliendo cosas con cuenta-gotas, se va tolerando cierta irreverencia, ciertos comentarios... ¡hasta Peñafiel critica"
    Creo que Leonor no reinará.
    vecino, un post muy fino.

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  6. Gracias, caballeros.

    Dezaragoza: como a ti, me da la impresión de que las formas de censura han cambiado. Yo hablaría de censura indirecta o encubierta, porque pocos casos hay ya de secuestro de publicaciones, por ejemplo. El control de los consejos de redacción es suficiente para intoxicar, tergiversar, ocultar. Estoy pensando, por ejemplo, el escaso eco que a finales del año pasado tuvo el "Manifiesto por la laicidad" de Redes Cristianas. Su reflejo en los medios fue muchísimo menor que el del autobús ateo, un montaje bastante frívolo, desde mi punto de vista. O, siguiendo con el hilo borbónico, el nulo reflejo del affaire del "Atleta cósmico" o el arreglo de las piscinas de la Zarzuela.

    Javier: sobre gustos no hay disputas. Reitero mi agradecimiento a tus elogios. Con todo, tengo que recordar que mi página nació con una vocación primordialmente literaria. Otra cosa es que me llamen la atención otros asuntos y que considere necesario hablar de ellos.

    Francisco: largo me lo fiáis, porque Felipe está antes.

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  7. Ya, ya se que Felipe está antes pero creo que, mal que nos pese. se ceñirá la corona.

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  8. Pues sí, vecino. Menuda vejez nos espera.

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  9. yo quiero exiliarme a las canarias. Si ya sé que seguiré bajo el yugo borbónico pero siepre estaré más lejos que en benidorm...

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  10. Yo no había reparado nunca en la influencia que pudo haber tenido el abuelo del jefe de estado actual durante el alzamiento golpista de 1936.

    Llevan muchos siglos borboneando por estos lares. Hoy me he enterado de que al menos uno se larga a Estados Unidos para ganarse la vida honradamente (ejem, bueno el marido es al que han enchufado en telefónica), como Zaplana también...todos estos jetas quieren entrar en Telefónica. Otros, sin embargo, como Almodóvar huyeron de esa mega empresa para vivir de ser él mismo.

    Yo también opino que de Felipevi no nos libramos.

    Salu2

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  11. Markos: parece que no se quiere hablar de este asunto. Las fuerzas "nacionales" conspiraron contra la República, monárquicos incluidos, desde el comienzo.

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