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23 de abril de 2009

La rosa y el libro


En himnos fervientes cantemos al Libro,
loor a Cervantes, ingenio español,
y por la alta cultura constantes velemos
y vibre en nuestra alma de España el honor.
(*)



En Montblanc, villa de Tarragona, se celebra todos los años, más o menos el día de san Jorge, la fiesta de la Dracum nocte (este año, el 28 de abril). En ella, toda clase de precitos y pecadores condenados por la fe cristiana, que representa el santo matador del dragón, tratan de revivirlo simbólicamente. Al atardecer, las huestes del mal toman posesión de la iglesia de Sant Françesc para celebrar un ritual en el que, supuestamente, terminan bebiendo la sangre del dragón. La sangre es el medio de adquirir o compartir el poder y la sabiduría de la bestia, representación de los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego.

Dirijamos la mirada un poco más lejos, puesto que nos hallamos ante una figura simbólica universal. Sin salir de Occidente, el dragón es el enemigo primordial, al que combaten Apolo, Cadmo, Perseo, Sigfrido y, por supuesto, los santos patronos de los caballeros, San Jorge y San Miguel arcángel. En todas sus historias, el combate se presenta como una prueba, que convierte, por lo general, en héroe al vencedor. Habría que preguntarse si, necesariamente, la victoria es sobre las fuerzas del mal.

En la leyenda, San Jorge, antes de acabar con el dragón, pide a la princesa que lo ate con su ceñidor. La bestia, amansada, la sigue como si de un perrillo faldero se tratase. Finalmente, el caballero da muerte al dragón. De la tierra donde se vertió la sangre del monstruo nace un rosal de rosas rojas. Jacobo de la Vorágine ofrece una versión diferente del final: sobre el lugar de la muerte se levanta una iglesia en la cual brota una fuente de aguas milagrosas.



Fuera ocurrencia de quien fuera regalar un libro y (o a cambio de) una rosa el día de San Jorge, fecha a la que se trasladó el Día del Libro, inspiración esta del periodista y editor republicano Vicente Clavel, lo cierto es que, pudiéndose documentar el regalo de rosas a la mujer amada en Cataluña hacia, quizá, el siglo XV, no ocurre lo mismo con la otra ofrenda, pero en todo caso fue feliz. Yo añadiría que sorprendentemente feliz. La relación de la flor con la leyenda es patente. La del libro, no tanto.

Exceptuando la de Sigfrido, si nos quedamos con las historias aludidas, en todas ellas hay algo en común: el agua y el hecho de que el héroe intenta rescatar o proteger a una mujer. San Jorge salva a la princesa, Cadmo sale en busca de su hermana Europa, Perseo libera a Andrómeda del monstruo Ceto y, finalmente, Apolo protege a Leto, su madre...

Y, ahora, señoras y señores, vamos a hacer un volatín. Para ello, necesitamos abrir de par en par las puertas de la imaginación o, si lo prefieren, de la percepción. Quien quiera, puede tomar lo que sigue como un dislate más o menos divertido producto del efecto pernicioso de la afición a leer. Es el caso que Pitón, el dragón o serpiente que mató Apolo, vivía junto a la fuente de Castalia. Cerca de la fuente, cuyas aguas se creía poseían propiedades purificadoras, se juntaban las musas. Y ya tenemos aquí no la rosa, sino, digamos, el libro.

Para quien no vea relación, por no decir otra cosa, entre Apolo y San Jorge, es necesario referir algo de lo que se cuenta, entre la niebla de la ficción y las brumas de la historia, acerca de Jorge de Capadocia. Pues bien, se cuenta que Diocleciano, para obligar a Jorge a abandonar su fe en Cristo, hace que lo lleven al templo de Apolo. Jorge ingresa en el templo y, al hacer la señal de la cruz, las estatuas de los dioses paganos allí guardadas caen rotas en pedazos.


Ahora toca seguir leyendo, beber sangre del dragón vencido, coger la rosa roja en primavera...


(*) Una de las estrofas del “Himno al libro”, que se compuso en 1926, año en que Alfonso XIII firmó el decreto, redactado por don Vicente Clavel, por el que se instituyó la Fiesta del Libro Español, origen de la que hoy se celebra. El lector avieso puede probar a cantarla sobre la melodía del “Himno de Riego”.


17 comentarios:

  1. ¿Qué libro me recomendarías en un día como el de hoy?

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  2. ¡Uf! Vaya pregunta...

    A ver: el último de Ana María Matute, si leíste Olvidado rey Gudú. Escuela de mandarines de Miguel Espinosa, si no te arredras ante retos. El señor de Ballantree de Stevenson, si vamos a lo clásico...

    Pero, en especial y ahora mismo, Los libros arden mal de Manuel Rivas. De lo mejor que he leído en los dos últimos años.

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  3. Juan Carlos, pareces ser un erudito en mitología sin desmerecer tu análisis y comparaciones que nos dejan pensando en las influencias de la simbología de estos relatos. Estupendo artículo. Saludos.

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  4. Entonces, la cosa es matar a un dragón para que crezca un rosal y luego, coger una rosa roja y cambiarla por un libro. ¿No crees que sería mas fácil ir a la librería o a la biblioteca?. Aunque, pensándolo bien, tendría menos gracia.

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  5. Pues mira, Juan Carlos, no me había preocupado yo en curiosear sobre este tema y veo que tú lo desarrollas, como siempre, de manera impecable. Y sabes que no es peloteo.
    Yo más allá de los días que nos impone el calendario, aconsejo leer y me implico en la lectura (ahora muy abandonada por motivos personales)y a partir de la lectura de este post, más todavía sabiendo que tiene su orígen republicano. Seguro que a nuestro común amigo Paco le gusta la historia también. Buen día

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  6. Gracias por las recomendaciones.¿Por qué es un reto "Escuela de mandarines" de Espinosa?

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  7. Gracias a todos.

    Rudy: no tanto. No soy un experto en mitología. Aunque es cierto que por detrás hay un poco de documentación, la mayor parte de los datos están al alcance de cualquiera que se tome la molestia de indagar, puesto que son accesibles desde Internet. Otra cosa son, obviamente, las interpretaciones. La de la rosa es irrefutable. La del libro es una conjetura discutible, pero apunta, entre otras cosas, al trasfondo pagano de un santo que el Vaticano quiso sacar del santoral.

    Kir: uno de los aspectos que más me interesan en los mitos y las leyendas es su belleza.

    Froilán: he tomado como excusa la fecha de ayer para rehacer un artículo, que publiqué en otra parte, basado en el sentido de la
    Dracum nocte, precisamente para llamar la atención, de manera lateral, sobre ese origen republicano de la festividad y para elucubrar sobre lo que comento en la respuesta a Rudy. Por otro lado, estoy de acuerdo contigo: la lectura no es cosa de un día. Yo me gano la vida, en parte, pregonándolo. Espero, como tú, que este trabajo sea del agrado de Paco y de todos los lectores que se asomen.

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  8. Hola, Juan. Escuela de mandarines es una especie de alegoría o parábola sobre el poder que se caracteriza por uno de los estilos más personales que ha dado la historia de la novela española del siglo pasado. Desde mi punto de vista, partiendo de ella, supera y trasciende la novela experimental de finales de los setenta de una forma diferente y más interesante por su calado moral, pero pareja a, por ejemplo, La verdad sobre el caso Savolta de Mendoza o La saga-fuga de J.B. de Torrente Ballester. No sé si, con esto te haces una idea.

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  9. ¡Ay, esas comas!

    Las mías, digo, sobre todo las que faltan.

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  10. Gracias otra vez. Espero no estar abusando de ti. ¡Abusando, Dios, qué palabra me ha salido! Buscaré éste y el de Manuel Rivas.

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  11. Yo también me apunto Escuela de mandarines.

    Muy interesante la entrada. Es curioso que no se encuentren más a menudo referencias al origen de este día y sus tradiciones. Yo te lo agradezco.

    Un saludo.

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  12. Siento publicar dos comentarios tan seguido pero se me pasó apuntar que me ha llamado mucho la atención la similitud entre el destino de la sangre de Cristo y la del dragón. Da que pensar, sin duda.

    Otro saludo.

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  13. buen aportey ya que estoy aquí,te invito a participar con tu blog en mi blog directorio aquiestatublog.blogspot.com
    te conocerán mejor,pasa por mi blog y deja la dirección de tu blog en el libro de visitas,te pido excusas si mi invitación te parece spam

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  14. Juan: para nada. Encantado de servir a la difusión cultural, especialmente si se trata de libros como estos.

    Marqus: bienvenido a esta página. Puedes hacer los comentarios que consideres pertinentes. Es, para mí, evidente la similitud de que hablas. Lo del dragón no deja de ser un sacrificio.

    Goloviarte: no tienes por qué disculparte. Gracias por tu presencia y por el ofrecimiento, que estudiaré en cuanto visite tu blog.

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  15. Me ha gustado mucho la historia. Estaré pendiente de las próximas. Saludos a todos desde Sagunto (Valencia)

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  16. Como me ha gustado tu forma de relacionar mitos...en el fondo cada civilización va haciendo un refrito de lo que había antes adaptándolo a sus necesidades.

    Las historias son bellas a pesar de rezumar machismo por todas partes.

    A ver cuando aparecen mitos del tipo que Lara Croft salva a su indefenso amado de las garras de un avieso vendedor de seguros con forma de Gran Bola de Espagueti, para convertirnos a la verdadera religión: el linux. :-D

    Salu2

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  17. Amadeo: bienvenido ahora y cuando lo consideres oportuno.

    Markos: los seres humanos no somos tan diferentes. Las relaciones entre los mitos son sorprendentes. En cuanto a lo del machismo, si se trata de mitología griega o romana podría discutirse en algún caso, sobre todo en los que son rastro de la Diosa Blanca. Lo mismo, quizá pueda decirse de otras culturas.

    Es cierto que la nuestra cultura, a este respecto, parece material de derribo y, en buena medida lo es.

    ¿Por qué Lara Croft? No me parece que, por lo menos en cine, sea algo rompedor. Para el Linux a mi me falta un poco de decisión y a la plataforma, que avance un poco más. Comodón que es uno en algunas cosas.

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