Será verdad que Núñez Feijóo va a darle la vuelta a Galicia. El futuro presidente de la Xunta, que pide dejar de hablar de coches para “empezar a construir el futuro”, tendrá que pasearse por tierras gallegas en un C6 y no en una Berlingo, un C4, un Xsara o una Peugeot Partner, vehículos estos que la Peugeot-Citroën fabrica en Galicia. Y es que, ya se sabe, está muy mal un ostentoso y suntuario Audi A8 en un representante de los ciudadanos, más si es socialista.
Ahora que el PP parece cerrar filas en torno a don Mariano Rajoy, quizá sople entre esas filas o muros el viento fresco de los aires saudosos que vienen de Galicia. Lo tienen a huevo en las comunidades tocadas por el tufo de la corrupción: anímense, por tanto, Esperanza Aguirre y Francisco Camps a sumarse a estos aires de renovación y cambio, y sustituyan sus nada suntuarios u ostentosos Audi A8 por cómodos y seguros C6 convenientemente tuneados. Otro tanto cabría hacer con los coches del mismo modelo de que gozan Gallardón, Rita Barberá o Carlos Fabra.
Quizá nos equivoquemos al considerar el Audi A8 como símbolo de la política del PP, una política que se basa, más que en el liberalismo, en el clientelismo y en la privatización de lo público como motores del desarrollo. Quizá nos equivoquemos al considerar antes la política del Audi como el amparo más seguro de la corrupción y no la empresa pública, como asegura doña Esperanza. Mas los números no concuerdan o nuestra memoria falla con respecto, por ejemplo, a ediles imputados en la época de Leguina. Aunque, para hacer honor a la verdad, para nosotros tanto da guardar lo que se trinca bajo el colchón como guardarlo en un armario.
Pensándolo bien, tal vez el mejor modo de actuar y mantenerse o subirse al carro del poder sea dejar las cosas como están y seguir los pasos de La Rioja, cuyo gobierno dispone de 24 Audi A6 para consejeros y servicios de presidencia y un flamante Audi A8 exclusivo para el presidente Pedro Sanz. El de La Rioja sí que es un modelo envidiable de entender el progreso y el desarrollo: que lo digan, si no, los conductores, que han visto aumentados sus ingresos con 200.000 euros por trabajar horas extras llevando al colegio a los hijos de los consejeros o aguardando a que estos acaben de comer o terminen la partida de mus.
Contextos:
- Cadena Ser: “Feijóo pide ahora que se deje de hablar del coche del presidente de la Xunta.”
- El Plural: “¿Sabe Feijóo, especialista en falsos escándalos, que el Gobierno del PP de La Rioja tiene 25 Audis de alta gama?”; “El PP valenciano se pasea en el Audi que Feijóo reprochaba a Touriño”; “¿De dónde sacará Feijóo un Citroën gallego blindado?”.
- 20 Minutos: “Gallardón y el alcalde de Leganés se pasean en los coches oficiales más caros de la región”; “Aguirre dice que ‘si todos los españoles fueran funcionarios habría corrupción’”.
- Público: "Feijóo disfruta desde hace tres años de un coche gratis total"; "El PP desconoce si Feijóo declaró a Hacienda el coche"; "Feijóo era el único portavoz que usaba un coche gratis total."
- La Trinchera Digital: "Los coches de Alberto."
- El Plural: "Feijóo se pasea desde hace tres años en un coche que le presta Citroën."
Post scriptum: ¡Caray para cuánto da un coche! ¡Y cuánto vale el rapaz! Un coche, dos coches, tres coches... O al cocherito leré...
En metro y autobús los hacía ir yo...
ResponderEliminarEl presidente de Cantabria va en taxi a la Moncloa. No sé qué usara para movere por allí. En cuanto a lo de Feijoo, ¿no saldría más barato quedarse con el Audi de Touriño, que estará ya pagado, que comprar otro nuevo por muy barato que sea?
ResponderEliminarYo además propongo que para evitar chanchullos como el de los trajes de Camps, que se institucionalice para los presidentes autonómicos un uniforme con el jersey de Evo
Estoy de acuerdo con Francisco. Que aprovechen lo que usaron los demás y un uniforme para todos. Saludos
ResponderEliminarLa máxima del gasto público parece que sea la de multiplicar éste por 50. Tampoco sé de qué nos extrañamos con lo del uso privado de los bienes públicos (me refiero a lo de las horas extras de los choferes). Esto es general en este país. Por ejemplo, en el ámbito privado, todo el mundo hace exactamente lo mismo. En las empresas se pasan notas de gasto de infinidad de asuntos personales y así hasta que agotan el presupuesto. Luego no hay caja para que los remeros de las galeras podamos tener un incremento salarial digno. Ni siquiera para una agenda donde apuntar cosas de trabajo. En fin... Respecto a lo público, las cosas pintan mal si ya en el interior de los partidos se practica la política del amiguismo, del cobro de altos sueldos entre ciertos personajes que patrimonializan el poder con "su gente" colocada en puestos clave, la existencia de cientos de cargos de confianza que cobran un alto estipendio y cuya función es difusa (salvo eso sí, de apoyo a esos ciertos personajes) y del pasar gastos superfluos, generados por cualquier cargo o carguito, por el presupuesto de los partidos locales o las agrupaciones. Así pues, ¿qué podemos esperar de esta gente cuando llega al poder? No me escandalizo, sólo me lamento que seamos tan poco nórdicos y tan ibéricos; que haya gente que viva la política honradamente y que éstos sean tan poquitos o queden tan y tan oscurecidos por la sombra del perfil de un audi (o de cientos), de las recalificaciones de terrenos o del cobro de comisiones. Qué pensa de país.
ResponderEliminarAhí le han dao, caballeros.
ResponderEliminarYa no se escandaliza uno, Santi, como no sea de escandalizarse: no está bien visto, no es de buen rollito. Pero el ciudadano no puede estar tan ciego, de modo que, si el circo se mantiene, es que en él ve un espejo de lo que desea. Como muy bien dices, en lo privado sucede algo parecido. Cierto: demasiado ibéricos.
Gracias por asomar la cabeza, Froilán. A ti y a Francisco digo que más graciosos quedarían con un pijama de rayas y bola con cadena. Porque hay que tomárselo con mucho humor mientras no seamos capaces de dar vuelta a la tortilla.
Dezaragoza: recuerdo que, cuando se inauguró la línea 12 del Metro de Madrid ("Metro de Madrid vuela", dice el puñetero eslogan), entre los asistentes se encontraba el entonces ministro Rato. No tuvo desparpajo en responder que hacía años no subía al metropolitano, desde la época en que estudiaba.
Se me ocurre, Francisco, para terminar, que igual averiguo qué se sabe del de las anchovetas, digo, de Revilla. Bastaría con hacer una llamada. Sin embargo, creo que mejor me pongo con algo de literatura, porque la cosa ya hiede y harta sobremanera.
Ah, es que cambié el nombre...
ResponderEliminarEh, vale, no pasarse, guardo muy buenos recuerdos de "mi" viejo Audi 80...
ResponderEliminarLa redacción... Un trabajo para Filosofía...
Y ese "Perdonen que no me levante"... ¿No lo he visto en algún sitio?
Pues sí que lo viste, Gento. Aquí está mejor.
ResponderEliminarMe alegro de verte por aquí.