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23 de marzo de 2009

De linces, lazos y dogales


De la campaña de la Iglesia contra la reforma de la ley del aborto se puede decir de todo, menos que no esté bien orquestada. Más allá de la disonancia del, por desgracia, famoso cartel, con toda su incongruencia o manipulación olvidada de la ciencia, don José Antonio Martínez Camino acaba de reconocer, refiriéndose al gasto invertido en la misma, que “es muy rentable tanto desde el punto de vista de la misión de la Iglesia como desde el beneficio, incluso económico, que de ella se pueda obtener para toda la sociedad.” Con sibilino desparpajo apunta a las dos bases de esta nueva oleada: el beneficio moral y social, y el económico. No le duelen prendas: a Dios rogando y con el mazo, o el cazo, dando. No se trata sólo de proteger la maternidad por sí misma, sino de evitar el peligro de una sociedad envejecida. Quizá es que no se entienda o no se quiera que la sociedad pueda regenerarse o rejuvenecerse con seres humanos procedentes de otras sociedades o culturas.

Que el lince de marras no sea ibérico y el no nacido sea, por el contrario, algo más, no ya que un embrión, sino más que un bebé, es una muestra de la particular visión sobre el asunto que tiene la Iglesia. No se le puede pedir más, por tanto, que a los no se sabe cuántos expertos firmantes del Manifiesto de Madrid, quienes afirman: “Existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación.” Para ellos, “el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano.” Nada habría que objetar a este aserto, que todavía está en discusión, cosa de la que no hablan, si más adelante, en una demostración evidente de lo que estos señores entienden por rigor, no convirtieran a embrión y feto en bebé. Son argumentos parecidos a los que se esgrimieron en los años ochenta contra la ley de despenalización del aborto. Con estos palos, que no son simples juegos semánticos, sino pura tergiversación, no es de extrañar que la Iglesia, en boca del mismo Martínez Camino, haya pasado de referirse al “no nacido” a hablar de “niños que iban a nacer”. Y eso que reconoce que “en el asunto del aborto y en otros asuntos, con hondas implicaciones antropológicas y morales, hay diversos puntos de vista.”

Con respecto a la amenaza de algunas cofradías andaluzas de mostrar un lazo blanco como símbolo de rechazo no ya de una posible ley de plazos, sino de cualquier ley que cuestione esta manera de entender la vida humana, el obispo asegura tan campante: “Que la Iglesia o instituciones eclesiales, como por ejemplo las cofradías, defiendan por medios pacíficos y legítimos la vida de los que van a nacer no es un acto propiamente político.” Y apostilla: “La Conferencia Episcopal, con independencia del color del gobierno de cada momento, ha hablado siempre con claridad sobre el drama del aborto.” Quizá la CEE lo haya hecho siempre; pero no hemos visto campañas como las actuales durante los ocho años de feliz gobernación popular.

El asunto del lazo no es baladí. Si se piensa bien, la confusión a la que alude, por ejemplo, Javier Alfonso en su blog, no es tal. Puestos a mezclar conceptos, puestos a identificar un niño o un bebé, no sólo con un lince, sino con un embrión o un feto, puestos a llamar crimen al aborto, no resulta nada extraño que los instigadores de la campaña hayan escogido el lazo que simboliza la lucha contra la violencia de género. Lazo que convierten en dogal de la razón o de la sinrazón.


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4 comentarios:

  1. Resulta lógico: si la Iglesia está sufriendo una involución lo suyo es que su reclamaciones se retrotraigan también. Da la sensanción de que el Vaticano(y los obispos españoles)están haciendo un revisionismo histórico y ahora quieren volver sobre asuntos zanjados hace veinte años, como el aborto. Ya se están pensando también en volver a las misas en latín, según dijo B16 hace unos meses. Tal vez, dentro de poco se retracten sobre el perdón que Juan Pablo II pidió por el proceso a Galileo y el ex nazi B16 diga que un huevo, que si hubo algún fallo fue no mandarlo a la hoguera.
    A mi me parece muy bien lo que hace la Iglesia ahora porque sirve para que se retraten, que muestren su verdadera cara. Las personas con dos dedos de frente se darán cuenta de quiénes son, qué buscan, qué hacen por los pobres, enfermos y descarriados (sus principales clientes según dejó estipulado aquel señor llamado Jesús). Es cierto que con esta nueva línea de actuación (más ambiciosa que las campañas del lince y del lazo) pueden soliviantar a la gente floja de mollera pero confío en el sentido común de la mayoría de la gente y el avance inexorable de la ciencia(cada paso que la ciencia da hacia adelante es un paso atrás de la superstición católica y religiosa en general).
    Ayer se informaba de que con las células madre en el futuro se podrá fabricar sangre humana. ¿También se opondrán a esto?
    Lo que hace falta es que haya una sociedad civil fuerte que haga frente a los desvarios de esta gentuza y en otros dos mil años acabamos con ellos.

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  2. Yo no voy a disentir ni una palabra en lo que he leído en el post, ni el comentario de Francisco.

    Sólo voy a añadir, que la estrategia que está siguiendo los dirigentes católicos está encaminada hacia el victimismo que tan buen resultado siempre le dio.

    Y que sigue buscando refugio entre los ignorantes y los reaccionarios que necesitan ignorantes para perpetuarse en su posición de dominio.

    También opino que no se puede ser tolerante con quién lo es. Una hiedra va trepando, ignórala, pero cuando quieras darte cuenta te habrá ahogado.

    Para todo lo demás me remito a "Fernando Vallejo" http://ensayosespirituales.wordpress.com/2008/10/15/la-puta-de-babilonia-fernando-vallejo/

    Salu2

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  3. Me parece que la escalada ha empezado ya. Solo hay dos salidas posibles, seguir la escalada o perecer ante las pretensiones vaticanas. En ambos casos el resultado es la desgracia.

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  4. Francisco y Markos: estoy, evidentemente, de acuerdo. Agradezco el enlace, por cierto. No lo conocía. Es un soberbio ejercicio de enumeración, aparte de otras cosas.

    Creo comprender, Dezaragoza, que planteas un dilema a causa, seguramente, de tu opinión sobre el aborto. O quizá me equivoque y veas en la escalada de que hablas algo diferente, algo así como una confrontación. Sería interesante que lo aclararas, pues más no puedo decir, aparte de agradecerte, como a mi vecino y a Markos, que hayas dejado unas palabras en esta página.

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