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6 de noviembre de 2008

"Quantum of Solace" en Valencia


El estreno de Quantum of Solace, la última de James Bond, es un acontecimiento cultural de primera magnitud. Por esta razón, la Generalitat y el Ayuntamiento valencianos se han visto urgidos por la necesidad de aportar 100.000 euros de los 400.000 que costará la gala.



Sería un placer asistir, sentados en el sofá, al desfile de luminarias que cruzarán , el día 21 de noviembre, los umbrales del Palau de les Arts Reina Sofía. Aparte del personal de la película, Daniel Craig incluido, al evento asistirán “destacadas personalidades del mundo de la sociedad y la cultura” (entrecomillo lo que leo en la información publicada por El PAÍS. com), a saber, entre otros: Cayetano Rivera, Cayetana Guillén Cuervo (es que en la peli sale su hermano), Paloma Lago, Christian Gálvez, Lorena (de OT), los Melocos... O sea: un desparrame de glamour.

Con todo, me entra un no sé qué de preocupación, si tenemos en cuenta que la crisis, o como se la quiera llamar, aprieta, y de esto se dio cuenta, de buenas a primeras, el PP. No me gustaría, por ejemplo, que los tiburones del Oceanogràfic vieran reducida su dieta, porque pedir que el señor Camps y la señora Barberá se bajen el sueldo sería demasiado. A fin de cuentas, 100.000 euros del ala qué son comparados con la inmensidad de la mar océana o los granos de arena de un desierto.



Mientras tanto, crucemos los dedos para que Telemadrid decida incluir en su parrilla imágenes de tanto interés. Para aumentarlo, desde aquí propongo, si no se ha hecho, que se invite a don José María Aznar, el mejor presidente de la democracia, el artífice de la segunda transición, con el fin de que pueda lucir junto a Craig ese palmito trabajado con tantos abdominales y regado con los sabrosos caldos de la Ribera.




Estaba echando de menos estrellar huevos. Como la cosa cultural, a la que me limita el jefe, parece que da para poco, pues no es materia de interés nacional, puede que haya de cambiar de fuentes con el fin de atizarle con alguno al PSOE y a quien se tercie, pues ganas no faltan. Es que no me veo hablando del cumpleaños de la Nancy, vaya.


4 comentarios:

  1. Pues no sería extraño, no, que TeleEspe emitiera el evento en cuestión. Poco más, poco menos de telebasura a estas alturas, nadie lo va a notar.

    Pero aunque el desparrame y el artificio fueran dignos de carcajearse porque ya no nos queden más lágrimas ese día que invertir en la estupidez humana, dudo que me costara tanto aguantarme la risa como me cuesta ahora tras leer tu petición, Cypher, para que se invite al señor Ánsar.

    Sobre Bond no diré nada, dudo que vaya a saber más del estreno que lo que aquí se comenta.

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  2. Ahora no estoy seguro de si SuperPepe presumía de abdominales o de flexiones en general. Sin embargo, eso no invalidaría la gracia que tenga el párrafo.

    Doña Esperanza está a partir un piñón, pues acaba de esgrimir en la Asamblea de Madrid la conferencia del ex-bigotudo sobre las supercherías del cambio climático y se la ha recomendado, cual Libro Rojo, a la oposición. Se ve que la lideresa está a gusto ya en su mansión, que ya no pasa apuros para llegar a final de mes y, si se da el caso, con tirar del 4,5 % menos que van a tener las universidades el año que viene seguro que se apaña.

    Es mejor reír para no pasarse el día llorando, pues algunos de estos ínclitos políticos tienen cuerda para rato. Cosa de las urnas, cuyos caminos, como los de Dios, son inescrutables.

    Tentado estoy de atizar con el fiasco de la película de Garci, pero sería abusar...

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  3. ¿Abusar? Yo no lo veo así. Qué culpa tenemos los demás de que nos dejen las cosas en bandeja. Y lo de Garci, aunque reconozco que ni me va ni me viene porque no me tienta, tiene tela para dar, tomar, cortar y hacerle un nuevo vestido a la lideresa para celebrar el estreno de la miniserie en su cadena.

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  4. Lo divertido del asunto, y lo lamentable, no está tanto en la serie como en Sangre de mayo, la última creación de Garci, que fue sufragada a fondo perdido por la Comunidad de Madrid. El film, estrenado cinco meses después de lo previsto, no ha conseguido recuperar en taquilla el dinero invertido, 16,5 millones de euros. Actualmente, de las 220 copias que se distribuyeron, sólo hay 7 en los cines.

    Garci se queja de que no ha dispuesto de pasta suficiente para hacer lo que quería. Alega, por ejemplo, lo invertido en Alatriste o en Los fantasmas de Goya. Aunque no he visto Sangre de mayo, ni la pienso ver, no creo que con más dinero hubiera obtenido mayor éxito o más atención por parte del público.

    El problema no está en discutir si es necesario que las administraciones subvencionen el cine, sino qué hay detrás de esas subvenciones. Cuando un producto artístico nace mediatizado por intereses partidistas pueden ocurrir estas cosas. Garci tenía que saber que Esperanza Aguirre buscaba en su película prestigio político y autobombo desde una concepción de la historia de Madrid, digamos, liberaloide.

    Puede resultar extraño, y lo es, que los votantes del PP, una abrumadora y lamentable mayoría en nuestra comunidad, no sigan con suficiente atención las alharacas culturales que se montan desde la Puerta del Sol. Será, a lo mejor, que esos votantes no van al cine.

    En cuanto a Garci, al que respeto sobre todo por su dominio del lenguaje cinematográfico y por su ¡Qué grande es el cine!, debería darse cuenta de varias cosas: primero, que todo gran artista puede equivocarse; segundo, que los tiempos de Volver a empezar han pasado; tercero, que si se cae del lado oscuro de la fuerza es difícil salir.

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