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3 de enero de 2015

Muñeco de nieve

Cuando la nevada pasó de ser discreta a copiosa, a Toño se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Refrenó a duras penas el impulso de dar saltos por la exigua vivienda porque abuela estaba enferma. Arrimó el rostro embarrado de legañas y mocos al sucio cristal de la única ventana desde la que se podía ver la calle. Allí estuvo cerca de dos horas, absorto, trazando el plan, hasta que un quejido de abuela le recordó que debía administrarle el jarabe. 

De camino a la panadería comprobó que los niños se habían reunido en el parquecillo. Vio con satisfacción que acumulaban en vano nieve para hacer un muñeco. Pero fue descubierto por Tito y lo convirtieron pronto en blanco de un furioso lanzamiento de bolas y alguna que otra piedra. 

No dejó de nevar en todo el día. Llegada la noche, Toño sintió que debía aprovechar la oportunidad. Abuela estaba profundamente dormida y la calle desierta. Le costó llegar al parquecillo, pues sus pies mal calzados se hundían a cada paso. Pensó que el mejor lugar era junto a la fuente helada. Allí todos lo verían en seguida. Empezó a amontonar la nieve procurando dejar un hueco en medio del bulto. Cuando este superó su estatura se introdujo en él y tapó con cuidado el orificio por encima de su cabeza. Solo había que esperar a que la nevada hiciese el resto y aguantar el frío. 

La primera en descubrir el muñeco fue Fina. Fue la primera, también, en sobreponerse a su asombro y dirigir la operación de modelado. Dos piedras sirvieron de ojos y alguien, quizá Samuel, halló una bufanda cubierta de nieve junto a la pileta. 

-A este muñeco le falta algo –aseguró Tito. 

Rematada la labor con una zanahoria y unos botones que Fina trajo de su casa, los niños sonrieron complacidos y orgullosos antes de ponerse a correr y cantar alrededor de la figura, sin imaginar, todavía, que el imbécil de Toño, el bobo, hubiera sido capaz de hacer algo así.


2 comentarios:

  1. Pues sí, bastante bobo el amigo Toño. Hay que ser muy simple y tener una pobreza interior similar a la de Ana Mato para querer ser un muñeco de nieve. Si al menos hubiera aguantado un poquito más para asustar a los niños con unn salida de la tarta digna de una stripper...

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    Respuestas
    1. Un muñeco de nieve, un crack, reina por un día, la más bella, el más bestia, el presidente de la república independiente de su casa... Simplezas. Maneras de sobrevivir.

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