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7 de septiembre de 2014

Final del viaje

En los calurosos estertores del verano añoro la copiosa lluvia que se empeñó en despedirnos camino del aeropuerto de Linate. Era casi la misma lluvia que, días antes, en Génova, produjo un apagón en el Palazzo Tursi y nos obligó a esperar un poco más para atender en silencio al silencio de las cuerdas del Canone de Paganini y a buscar refugio a unos pasos en Il Cadraio, pues no solo de arte vive el hombre. Días atrás, en Milán, casi la misma lluvia podía imaginarse desde el Museo del Novecento escurriendo por la fachada, tímpano abajo, de La Scala o por la desgarbada figura de un Niccolò Paganini que busca la nota 13 en la humedad mientras idea un capricho.

En la Iglesia del Gesù
Boccadasse
Si todo termina, quizá para volver a empezar de otra manera, y la lluvia de los días arrastra consigo y confunde las imágenes y los instantes por los que transitamos, prefiero escoger, como símbolo del final del viaje, no la guadaña que amenaza desde el suelo de la genovesa Iglesia del Gesù, sino el mar turquesa en la pequeña bahía de Boccadasse.

2 comentarios:

  1. Precioso Boccadasse por lo que veo. Buenas vacaciones has tenido, pese a la lluvia.

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    1. Boccadasse es un hermoso remanso que contrasta con el inevitable tráfago del puerto de Génova y la selecta concurrencia de las playas de pago de alrededor del Lido.

      El caso es que la lluvia a cántaros tuvo su puntillo, pues, entre otras cosas, ayudó a suavizar un calor que no resultó, en general, excesivo.

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