Páginas

16 de enero de 2014

Ribera urbana


Un escenario que ya no transitas.
Aire de noche americana
Que acentúan la luz de las farolas
Y las orillas solitarias.
Ecos que parecen surgir
De la piedra que ciñe el agua
Con su mortaja.

Los sauces se doblan aún
Sobre el pretil, la grava
Y el espejo turbio y yacente
Que refleja la nada.
Sobre los puentes alguien correrá
Deslizando su vida por un mapa
De calles ensoñadas.


4 comentarios:

  1. Bonito, sin duda.
    Vente un domingo por la mañana a la ribera del Manzanares en eso que tan bobaliconamente llaman Madrid Río y verás qué poético es.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es la misma ribera, pero en el tramo paralelo al Paseo de la Florida.

      Y no es ya la misma ribera, quizás, pues la imagen nocturna me viene a la memoria de los tiempos en que acudía a las sesiones del Griffith y paseaba por la zona con un amigo que vivía allí.

      Tengo curiosidad por ver lo que me propones. Pero me da pereza. Antes bajábamos mucho a las terrazas del Puente de Toledo y, también a las de la plaza de Marqués de Vadillo. Las primeras ya no existen; las segundas, con tanto granito berroqueño dan grima.

      Eliminar
    2. ¡Ay, las terrazas del Puente de Toledo! La de copazos que me he metido en ellas. Contaba los días que faltaban para su instalación. Nosotros íbamos siempre a la de la derecha del puente desde M.de Vadillo. Y las de la glorieta me gustaban menos, y las acabaron de rematar con la remodelación de la plaza. De hecho le dediqué un post en mi viejo blog: http://franciscogalvan.blogspot.com.es/search/label/Marqu%C3%A9s%20de%20Vadillo
      El problema es que sustituyeron el granito berroqueño que lo igualaba con el puente por barandillas de hoja de lata y para colmo colocaron granito chino bien pulido en todo el suelo para que la gente se resbale y se mate.
      Madrid Río, evidentemente, está mejor que antes, pero se podía haber hecho mejor. Lo peor, la mezcla de ciclistas, transeúntes, patinadores, niños, perros, etc.

      Eliminar
    3. Si no recuerdo mal, la de la derecha era la decana, pues fue la primera en montarse. Siempre tuvo personal más eficiente y agradable. Cuando se abrió la de la izquierda, en la que trabajaron un par de alumnos míos, la cosa empezó a masificarse y, además, hubo una especie de pique idiota entre los dueños de ambos negocios por la música. Una verdadera y torturadora locura, hasta que acabaron entrando en razón, supongo que por las quejas de la clientela. En cualquier caso, pese a todo, esto, un lugar agradable.

      Las de la glorieta tenían la ventaja de la sombra.

      Eliminar

Piénselo bien antes de escribir