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4 de marzo de 2013

Por la gracia de Dios


Más que la corona, el cetro y el manto de armiño juntos, más que las riquezas del tesoro y el palacio que las encerraba, más, incluso, que los súbditos y el dominio del territorio que estos ocupaban, la esencia de su poder, de origen divino, estaba en la arqueta que, depositada sobre un almohadón por el abad encargado de custodiarla, le ofrecía un paje. Así se había dicho desde muchas generaciones atrás y así lo había creído siempre.

Le costó disimular la ansiedad. Cuando el religioso, la servidumbre y los cortesanos abandonaron la sala del trono, las manos le temblaban y sudaban tanto, que la llave que le haría dueño del secreto y, por consiguiente, soberano pleno resbaló de sus dedos al estrado. Aunque el suceso no auguraba nada bueno, tampoco debía precipitarse. Recordaba bien lo que le ocurrió a su bisabuelo, quien murió repentinamente por abrir antes de tiempo la arqueta. Había sabido esperar durante seis lustros y había sufrido la intemperancia, el desprecio y el odio con que su tío, usurpando el trono que arrebató a su padre puñal en mano, pretendió ocultar, si no el crimen, al menos la culpa. Aguardó, entonces, la señal, las campanadas de mediodía, enjugándose minuciosamente las manos.

No sabía si le esperaba una revelación, una epifanía, un rayo de luz, una voz, tal vez, que surgiera de la arqueta. Bajo la doble vertiente de la cubierta, el azogue reflejaba una parte de su rostro. En el fondo solo había polvo. Cerró el mueble en silencio con dos vueltas de llave. Guardó esta en un bolsillo que colgaba junto a su corazón y se encaminó hacia la balconada para recibir las aclamaciones y el acatamiento de su pueblo.

4 comentarios:

  1. Pa´mí que el poder no estaba en la arqueta, sino en los tontunos que lo aclamaban cuando se asomó a la balconada.

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  2. Una superchería que, a través de los siglos, ha beneficiado a miles de gorrones, y ha triturado el cerebro de unos cuantos millones de incautos e inocentes.

    Chula, la música.

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    Respuestas
    1. Efectivamente.

      Billy Idol es un poco 'estrellita castro', pero no hay que negar el mérito de algunas de sus canciones.

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