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2 de febrero de 2013

Manos


Sé que se irán apagando.

Hay trazos, hay cicatrices
Que ya no puedo leer.
En la yema de los dedos
Se posa un frío que pretende
Hacerse sangre en la sangre
Y me enturbia las palabras
Hasta pintar de desprecio
Las uñas.

Sé que se irán apagando.

Y se despellejan contra
Muros que no se derrumban.
Y gesticulan inanes
Entre los indiferentes,
A voces de vida, a golpes,
Entre los que no distinguen
Una venda de una tira
De piel.

Sé que se irán apagando.

Mas quiero partir el pan
Que se despoja de cifras.
Quiero, aún, que se despierten
En el calor de tu cuerpo.
Que saluden rostros, voces,
Y estrechen el miedo,
La alegría y los adioses
De otros dedos.


9 comentarios:

  1. Queriendo ahondar más en el poema, casi se me saltan las lágrimas. Temo al miedo, al mismo miedo de herirme, y, a veces, paso de puntillas por algunas letras, como huyendo. Tu poema es profundo y grita. No he podido dejar de sentirlo.

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    1. La poesía sirve a muchas cosas, o muchas cosas se sirven de la poesía. Pero nació, entiendo, para dar salida a emociones. Si las de este poema te han conmovido, ha cumplido su función.

      Muchas gracias.

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  2. Magnífico poema.
    Aunque confieso que pasaba esperando un búnker...
    ¡Buen domingo!

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    1. Gracias, Juanjo.

      Ay el búnker. No sé si los mellizos se tomarán otra vez el trabajo de sacar al lector una risa, una sonrisa o una mueca de sarcasmo. Quizá convenga más todo ello que subirse por las paredes y escupir hiel por los rincones.

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    2. No sé qué conviene más, pero reir es lo poco que todavía podemos hacer (de vez en cuando).
      Saludos.

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  3. Muy bonito ¿y desesperado? poema. ¿O quizá sea más preciso calificarlo de resignado? En cualquier caso refleja muy bien el desgaste de la vida, y no solo por causas naturales, sino por los palos que recibimos de aquí y de allá.
    Como ves no le he buscado la interpretación política, como suelo... ¡Aunque también la veo, diantres!

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    1. Los adjetivos hay que dejárselos a los lectores.

      Como lector, la idea del desgaste es clara. Si se habla de desesperación, es la del carpe diem en tránsito, con todo el peso que se arrastra. Si se habla de resignación, solo ante la muerte.

      En ese peso que se arrastra está la cosa política, entiéndase esta de manera más o menos estrecha.

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  4. Y leído a estas horas te entra como una revolera que te quita el sueño
    y dan ganas de quedarse en vigilia soplando suavecito para que no se apaguen, aunque "sepamos que se irán apagando".
    Emoción.
    Gracias

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    1. Muchas gracias, Mua.

      La imagen es apreciable: dedos o manos como velas o candelas.

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