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30 de septiembre de 2012

Arcano sin número


Vuelvo a las dulces valvas del hogar y el azar se hace camino no trillado. Una especie de Mortadelo (perdóname, hermano) que atesora veinte céntimos entre los dedos, me pregunta qué hora es. He visto esos ojos, que miran a un cielo que yo no veo, en otras partes; a veces, en el espejo del baño. Digo que son las cuatro y media. Entonces, inquiere si falta mucho. ¿Mucho, para qué?, pregunto, atrapado por un eterno momento en las redes del azar, en los márgenes. Oigo: para las cinco menos cuarto. Un cuarto de hora, es decir, quince minutos, algo menos ya. ¿Eso es mucho? Es que tengo que llamar a mi novia, para saber dónde es el teatro; esta tarde actúa. Ahora soy yo el que, cobarde, mira al cielo aún cubierto de grisalla: depende de cuánto tiempo lleves esperando... ¿Eso es mucho? Es que tengo que saber, tengo que llamar a mi novia... No, no es mucho. He mentido.



Te he mentido desde la normalidad de los relojes, hermano. Y no he tenido el cuajo de esperar contigo ese vacío que llenamos insensatamente de segundos y segundos. No he tenido valor para enfrentarme a ese otro cielo y cubrirlo de palabras insensatas para quien llega agotado de la rutina y del orden. ¿Vas a tener suficiente para llamarla? Me llamo Juan Carlos. ¿Cómo te llamas? Tu cara me resulta familiar. ¿Cómo se llama ella? ¿Es bonita? ¿La quieres mucho? ¿Qué obra de teatro dices que vas a ver? ¿Te apetece tomar algo? Ah: te gusta el té. Serán diez minutos, hombre. No es mucho. No es mucho.


8 comentarios:

  1. 1 minuto pasa más despacio o más deprisa según a qué lado de la puerta del baño estés. ¡He ahí el truco y la solución a todos los enigmas de la humanidad!

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    1. Ji, ji, ji.

      Hace falta saber, si es que se puede, dónde se está.

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  2. jajaja, muy bueno Kir. Lo malo e que creo que todo estamos por fuera del baño.

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  3. Encerrados cada uno en la costumbre de su mundo, un imprevisto llega a producir una gran inquietud. No es extraño que la soledad se abra hueco cada vez más en una sociedad reacia a ceder parte de su tiempo.

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  4. Qué asco de sociedad actual, y qué bonita historia Juan Carlos...
    Un abrazo mi niño,

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