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6 de julio de 2012

¡A por ellos!

Sesteamos arrullados por el vaivén del Ibex y la prima de riesgo, a la espera del espectáculo multicolor de la inauguración en Londres. Si hace cuatro años ardía el pinar de Zuera, hoy continúan humeando los montes de Levante. Pero nos enorgullecería que el Príncipe, tan alto y tan simpático, arengara a nuestros deportistas, como entonces, con la casposa proclama: “¡A por ellos!”.

Más amigos de saber de chupinazos que de balas de goma y barricadas mineras, mientras ojeamos y hojeamos el diario buscando algún estreno apetecible, mientras pagamos las últimas compras para salir de viaje, contamos entre cábalas las medallas que va a ganar España y hasta oímos el ruido que hacen al caer, un ruido que sofoca el himno que retumbará en la Moncloa el próximo viernes: “¡A por ellos!”.

6 comentarios:

  1. El de la Moncloa, será ¡ A acabar con ellos !

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  2. Sí al menos ese eslogán se aplicara también para otras cosas... Por ejemplo, los mineros en la Castellana.

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    1. Esa es la cuestión, vecino. Quizá porque ya no se entiende dónde está la épica en estos tiempos.

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  3. Cierto. Y tan cierto como que no nos escapamos ninguno a esta dualidad, llamémosla bipolar o contradictoria del ser humano. No sería justo pensar que la vida, de por sí sumergida en tanto sufrimiento, no nos permitiera rastrear cualquier resquicio de placer que nos alegrara la existencia.

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    1. Son cosas distintas, Teresa. Hiel y miel, digamos, forman parte de la vida. Me parece que no se puede negar a nadie la segunda, cuando la hay. Pero duele comprobar que se convierta para muchos en elixir de olvido.

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