Páginas

9 de julio de 2012

Liquen

En esta piedra anclada y firme
Barrida por los cuatro vientos
Lamida por los siete mares
No en paredes que se derrumban
Al son de trompetas marciales

Aquí en este talo de vida
Apurando el agua que oculta
La sed del miedo y la codicia
Piel capa cordial de los hongos
Algas de entrelazados brazos

6 comentarios:

  1. Me atrevo, aunque posiblemente no sea muy sensato lo que diga (no me había fijado en la frase a la entrada de los comentarios). En el fondo,escondido y oculto, creo que ese es el sentir del poema, subyace una fuerza indestructible que se encuentra en el latir mismo de la vida.
    Como diría aquél, y en tono de humor: "siempre nos quedará París"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es insensata la lectura, creo. Aunque es, desde mi punto de vista, más lo primero que lo segundo. Los líquenes son de los organismos más resistentes; pero me parece que en su condición no entra la huida. Su sustrato, la piedra en el poema, es su asentamiento o su refugio, depende de cómo se mire.

      Eliminar
  2. Muy bonito poema Juan Carlos...
    Un abrazo mi niño, estoy preocupada porque se me reprodujo el cáncer de hígso

    ResponderEliminar
  3. Los líquenes no huyen porque no tiene piernas para correr, sino... habrían cambiado de país. No obstante, con piernas o sin ellas, son buen ejemplo de lo que se necesita para aguantar el chaparrón, cual mejillones en las rocas, hasta que escampe. Que escampará, no te quepa duda, lo que no sé es cuántos líquenes quedarán para verlo y cuál será su estado.

    ResponderEliminar

Piénselo bien antes de escribir