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27 de junio de 2012

Debajo de las sumas

Cifran la cuenta atrás
del otoño hojas aladas.
Hay cifras que no caben
en una vida, pergeñadas
por apóstoles del guarismo
y prebostes del crimen.

Cuanto el cálculo abstrae
debajo de las sumas
es vida traicionada,
número de sabios sin savia,
de muñidores del hachón
y la aritmética del dolo.

Estas restas que caen como golpes
nada saben de otoños,
nada saben de hojas y viento,
de pieles arrugadas
ni de labios que se marchitan
al calor de la hoguera.

Hay golpes, hay cifras, hay cálculos,
potros de bárbaros Atilas
que se creen semidioses,
horneros del maná.
Solo amasan el pan envenenado
de la explotación y la muerte.

10 comentarios:

  1. Y nos condenan durante generaciones a todos.

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  2. Señor, ¡perdónales porque no saben lo que hacen!!! ¿o sí???
    Lindo poema que resume lo que todos sentimos y tal vez no sepamos expresar...
    en realidad fue el pueblo español el que no sabía lo que hacía al votar a este atajo de fascistas...
    Un abrazo Juan Carlos,

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    1. ¿Los votados o quienes les votaron, Ross?

      En cualquier caso, no sé si cabe aquí el perdón. Y que el pueblo no sabía... Me parece que esta sociedad está hecha a la medida de los buitres y al revés.

      Un abrazo, Ross. Muchas gracias por las alabanzas.

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  3. Sí, estos leñadores talan sin medida y no se sujetan a las estaciones. Con ellos todo es invierno.

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    1. Eso es, vecino. Me encanta que los lectores se pongan a desarrollar alegorías. La imagen del leñador y, si me apuras, la de la guadaña, estaba en el magma del que salió el poema.

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  4. Quizás, me pregunto, si versos tan gallardos merecen ir destinados a quienes sin lugar a dudas se esconden bajo el total de un cúmulo de sumas.

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    1. No es poesía áulica, Teresa.

      Creo que la pregunta, mejor dicho, las preguntas han de plantearse de otra manera: ¿es necesario que el poeta baje o suba a la realidad que le rodea y se atreva a denunciar? ¿Merece la pena?

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  5. Merece la pena denunciar, por supuesto. No hablaba de hacer versos cortesanos, ni mucho menos. Pero que unos versos bien pergeñados vayan destinados a quienes no se los merecen, deja, al menos, que me repatee.

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    1. Ya. Hay un tiempo para la hiel y otro para la miel. Digamos que muchas veces no nos es dado escoger entre el canto, el planto, la sátira o el panfleto.

      No puedo, entonces, prometerlo, pero intentaré que los próximos versos que salgan de las teclas tengan otro aire.

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