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9 de abril de 2012

Entre torrijas y torreznos

Algo pasa en Soria cuando cientos de personas hacen cola en la plaza de San Esteban bajo un frío inmisericorde para degustar unos torreznos. Dirás que los sorianos estarán acostumbrados y que más frío produce leer o escuchar la homilía de Reig Plá. Ya sé que esto sucedió el viernes y el viernes, para nosotros, fue día de torrijas, y de frío, camino de Almazán. Pero, cuando se rompen los relojes, sabes que sensaciones y hechos pueden bailar al son de su propia música. Así que, retrospectivamente, puedo interpretar como pequeña venganza lo que el monseñor no dudaría en calificar de sacrilegio: que tu mano, días antes, corrigiera sobre mi sexo las notas destempladas de los clarines que se oían por la calle Numancia.

Hubo otras músicas, claro, aparte de las del cafetín y la lluvia, que nos pusieron un poco nostálgicos: la del jilguero insomne en la Ronda del Príncipe Cautivo, anuncio de una primavera que parece no acabe de llegar; la de la importuna voz de una adicta al móvil en el museo, recuerdo de que progreso y educación no van siempre aliados.

Y hubo la música callada de lo que inscrito está en las piedras, en las aguas, en los árboles. Como una pareja más de enamorados caminamos, enmendando a Machado, entre San Juan de Duero y San Saturio. El claustro trunco de San Juan, como sucede también con el de San Pedro, aunque sin gatos, muestra que la belleza también está en la ruina y que, en la historia, no es todo definitivo. En San Saturio oímos contar del santero, ahora un funcionario más. Uno se imagina a don Antonio departiendo con el guardián de entonces o sintiendo, quizá, su mirada incrédula de fanático al ver cómo el poeta se perdía por las quiebras del cerro.

Cipreses de San Polo y cipreses y cierzo del Espino, notas funerales para cerrar estas notas. Pero me recuerdas que un camino atraviesa la iglesia templaria. Pensemos, entonces, que por él volvemos, ligeros de equipaje.

  • La imagen de San Polo es obra de Dgarcia29, publicada con licencia CC BY-SA 3.0.

6 comentarios:

  1. El clarinete, el oboe, ó el fagot si me apuras, es lo que debería tocar este hombre. Seguro que esta falto de cariño. Además, dicen que la música amansa a las fieras....

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    1. Mija: me da que el tipo es más de flauta de Bartolo.

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  2. Has conseguido transmitir la calma y la plenitud de tu escapada vacacional. Se nota que ha sido todo un bálsamo para la psique.
    Salu2

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    1. Lo ha sido. Pero vuelves y, si no ne pones unas anteojeras...

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  3. Los sorianos son gente tranquila, pacífica y amantes de sus ritos y tradiciones, y eso se nota cuando paseas por el centro. Y ni siquiera el frío los destempla. Virtudes que se transfieren fácilmente a los visitantes, quienes enseguida se sienten adoptados. Me gusta Soria, no solo la capital, pero yo creo jamás soportaría una cola de más de cuatro personas, ya sea para torreznos o cualquier otra cosa. Soria apacigua el alma, incluso en estas fechas en las que parece que la gente tiende a apelotonarse.

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    1. Y apelotonamientos hubo en Soria, aunque, como dices, pacíficos.

      No sabría yo decir si el apaciguamiento fue por contagio. En cualquier caso, buenos ratos fueron.

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