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12 de enero de 2012

Vómito

Náuseas por la mañana. Arcadas a mediodía. Angustias a la luz de la luna. Pero ni el hartazgo de atropellos, ni el empacho de socaliñas y despojos, ni la indigestión de fantasmas y mascaradas remitían o encontraban un instante de alivio; todo lo contrario: acrecían.

Así que, concluyó, estaba, en definitiva, enfermo y necesitaba urgentemente un emético. Y leyó entre espasmos la primera entrevista del Presidente.

Aún sigue vomitando.



3 comentarios:

  1. Por favor, no te quejes del Nuevo Guía de la Revolución Social. Su mente preclara nos sacará del agujero negro en el que nos metieron las fuerzas malignas de la pseudoizquierda.
    El mundo le quiere, el mundo le ama y nosotros somos unos marginales sin derecho a quejarnos.
    Esí si, que no le produce vómito es porque le provoca estreñimiento. Y no nos queda ná...
    (¿Por cierto, ¿no será un embarazo?)

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  2. Cuidado que el vómito puede resultar contagioso para los que te rodean...

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  3. El caso, vecino, es que el escrito sirve también si hablamos de las fuerzas malignas de la pseudoizquierda. Por otra parte, si se trata de un embarazo, no estoy seguro de querer saber a qué clase de parto daría lugar.

    Javier: en primer lugar, bienvenido a esta casa. Lo que dices puede ser cierto. Sin embargo, a mí me preocuparía más estar empachado de ignorancia, por ejemplo.

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