Páginas

20 de noviembre de 2011

La ciénaga

No es como te dijeron. Lo que ves a unos metros de la orilla no es agua, sino cieno.

Al otro lado hay alguien que te llama. Pero no reconoces la voz que te insta a dar la vuelta, a bordear la ciénaga. Tampoco distingues su rostro entre los vapores mefíticos.

Acercas los pies desnudos y te preguntas si en el hedor que asciende se está pudriendo tu vida, si te aguarda algún muerto memorable con sus muertas ilusiones.

Te dan un traje; por tu bien, dicen. Pero no te sirve. Hay que mancharse, dicen. Les preguntas por qué no cruzan primero. No es nuestra tarea, dicen. La verdad es que te divertiría ver cómo se hunden.

Hay que mancharse, dicen. Y te empujan.


7 comentarios:

  1. Muy negra se ve la vida tal y como la pintas. De la ciénaga salen vapores putrefactos. E impotente oyes las llamadas desde otra orilla. Pero es la decadencia de la situación la que hace surgir una fuerza inmensa en nuestro interior, capaz de repeler los empujones, vengan de donde vengan. En este juego de la vida, no siempre se pierde.
    Huifang12

    ResponderEliminar
  2. Muy instructivo, y encima los que te empujan no se manchan nada. A ver si es que nos lanzan a la ciénaga para que no podamos salir de ella y hacérsela probar... :-)
    Salu2

    ResponderEliminar
  3. Teresa: bienvenida. Si no pones el nick del pajarito, no caigo. Aunque es un relato abierto, fue escrito en clave más política o social que existencial.

    Markos: no siempre caemos. O no acabamos de salir.

    ResponderEliminar
  4. Por cierto, Markos: me da en la nariz que la canción de Press Gang Metropol te gustaría.

    ResponderEliminar
  5. Pues ya estamos metidos hasta las cachas en la ciénaga. Quizá ahora, cuando el hedor ascienda hasta sus narices algunos se despierten de esa catalepsia en la que han vivido. Tarda ya, naturalmente.

    ResponderEliminar
  6. La catalepsia va a ser un estado constante en muchas personas durante mucho tiempo (por desgracia).

    Huele mal, muy mal.

    ResponderEliminar
  7. Agradecido por vuestras visitas, Dinojuanjo y Francisco

    ResponderEliminar

Piénselo bien antes de escribir