entre tierra; una tumba para el negro pensamiento cavaos,
y morded entre tierra las manos, las uñas, los dedos
con que todos cegasteis su fragante vivir.
No es vacío ignorante
Lo que quiere cerrar
Tus ojos
Sino el cielo de losa oscura
De un sistema pervertido
Que deja pulular a la camada
De la canalla que te condenó
Leguleyos equidistantes
Del oprobio y la petulancia
Sus sentencias
Cuelgan pus en la libertad
Nota: la cita y, en el poema, las palabras en cursiva, pertenecen a la elegía “En la muerte de Miguel Hernández”, escrita por Vicente Aleixandre.
Había tantas ansías de libertad.Había sido tanto el dolor sufrido que,una vez más,nos entregamos y quisimos olvidar.Ellos jamás lo hicieron ni lo harán.
ResponderEliminarEs el encadenamiento a nuestra memoria que no nos dejan manifestarla
Cierto, Felipe. Va a ser cierto el tópico de que España es diferente. Los alemanes pudieron, pudieron los argentinos. Nosotros, no. Encadenados: qué terrible verdad.
ResponderEliminarQué país tan triste y oscuro. Qué cadenas tan pesadas, qué poca fuerza para tirar hasta romperlas. Qué inframundo.
ResponderEliminarLa justicia española es de risa y la militar, la guinda. ¿A quién puede extrañarle?
ResponderEliminarVecino, alemanes, argentinos, chilenos, etc no estuvieron 40 años bajo la bota. Ese tiempo ha modificado el adn de este país y harán falta aún otros 40 años más para corregirlo (suponiendo que no involucionemos, porque con el camino que llevamos...)
España es un lamento eterno, una venganza perpetua. Como perro con rabia, sería mucho mejor acabar con España.
ResponderEliminarDezaragoza: vienes esta vez con palabras más exquisitas.
ResponderEliminarMe temo, Francisco, que tienes razón.
Markos: según los conservadores, por llamarlos de alguna manera, es lo que se está haciendo: acabar con España. Ellos se benefician, naturalmente. A mí me interesan más los españoles que España.