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11 de enero de 2011

Aullidos

Olía la ausencia. No podía comprenderlo. Había roído todos los huesos, incluso los había robado, como le ordenó. No había rastro, pues la ausencia era el silencio o la oscuridad del olfato.

Había arrojado de sí, porque se lo mandó, a su familia. Había mordido y había aullado.

Aulló de nuevo porque no comprendía la razón por la cual el silbido tardaba en llegar. Ignoraba el motivo de no merecer ya premio y de tener que gañir en la sombra. Aullaba porque no le pasaba la mano tibia y firme por el lomo.

6 comentarios:

  1. Conozco muchos que se quedaron así: tras tantos años sirviendo fielmente a la empresa los patearon y a la calle.

    Habría que hacer una campaña como esa de los perros abandonados en verano pero para empleados fieles y jefes malvados: "no lo abandones, él no lo haría". Aunque creo que calaría menos.

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  2. Por fin puedo pasarme por tu casa, que no creas que me olvido. Me ha tocado trabajar todas las fiestas y ando un poco despistado de fecha, pero contento, tal y como anda el patio.
    ¿Sabes? Vienen bien estos pequeños retazos que ahora nos mandas, porque se leen enseguida y te hacen recapacitar en las oportunidades que perdemos.
    Nos damos cuenta tarde de todo aquello que hemos perdido por no mordernos la lengua.
    Un abrazo

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  3. Qué tremenda la ausencia y má si esta es producida por el abandono, verdad?
    Besos

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  4. Es el drama de los sicarios.
    No interpreto el texto como referido al drama de los esclavos despedidos, sino a los sicarios que tras cumplir bien con su trabajo son apartados finalmente cuando resultan molestos. ¿Ejemplos? A bote pronto me viene uno a la cabeza ahora mismo, vecino de don Pelayo que más que aullar, rebuzna.

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  5. Es frustante e inédito,sí inédito,que después de cumplimentar los mandatos aún la oscuridad no desaparezca y la deseepación se apodere de nosotros

    ¿Esclavos?¡Quizás!

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  6. Esto es lo bueno, entre otras cosas, que tienen los microrrelatos: que hacen pensar un rato.

    Trabajadores, esclavos, sicarios... Por utilizar las palabras de Carmen: de todo un poco, incluso el abandono de los socialdemócratas.

    Gracias por vuestra amable y, sobre todo, enjundiosa visita.

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