Olía la ausencia. No podía comprenderlo. Había roído todos los huesos, incluso los había robado, como le ordenó. No había rastro, pues la ausencia era el silencio o la oscuridad del olfato.
Había arrojado de sí, porque se lo mandó, a su familia. Había mordido y había aullado.
Aulló de nuevo porque no comprendía la razón por la cual el silbido tardaba en llegar. Ignoraba el motivo de no merecer ya premio y de tener que gañir en la sombra. Aullaba porque no le pasaba la mano tibia y firme por el lomo.
Había arrojado de sí, porque se lo mandó, a su familia. Había mordido y había aullado.
Aulló de nuevo porque no comprendía la razón por la cual el silbido tardaba en llegar. Ignoraba el motivo de no merecer ya premio y de tener que gañir en la sombra. Aullaba porque no le pasaba la mano tibia y firme por el lomo.
Conozco muchos que se quedaron así: tras tantos años sirviendo fielmente a la empresa los patearon y a la calle.
ResponderEliminarHabría que hacer una campaña como esa de los perros abandonados en verano pero para empleados fieles y jefes malvados: "no lo abandones, él no lo haría". Aunque creo que calaría menos.
Por fin puedo pasarme por tu casa, que no creas que me olvido. Me ha tocado trabajar todas las fiestas y ando un poco despistado de fecha, pero contento, tal y como anda el patio.
ResponderEliminar¿Sabes? Vienen bien estos pequeños retazos que ahora nos mandas, porque se leen enseguida y te hacen recapacitar en las oportunidades que perdemos.
Nos damos cuenta tarde de todo aquello que hemos perdido por no mordernos la lengua.
Un abrazo
Qué tremenda la ausencia y má si esta es producida por el abandono, verdad?
ResponderEliminarBesos
Es el drama de los sicarios.
ResponderEliminarNo interpreto el texto como referido al drama de los esclavos despedidos, sino a los sicarios que tras cumplir bien con su trabajo son apartados finalmente cuando resultan molestos. ¿Ejemplos? A bote pronto me viene uno a la cabeza ahora mismo, vecino de don Pelayo que más que aullar, rebuzna.
Es frustante e inédito,sí inédito,que después de cumplimentar los mandatos aún la oscuridad no desaparezca y la deseepación se apodere de nosotros
ResponderEliminar¿Esclavos?¡Quizás!
Esto es lo bueno, entre otras cosas, que tienen los microrrelatos: que hacen pensar un rato.
ResponderEliminarTrabajadores, esclavos, sicarios... Por utilizar las palabras de Carmen: de todo un poco, incluso el abandono de los socialdemócratas.
Gracias por vuestra amable y, sobre todo, enjundiosa visita.