Waits, noviembre, la lluvia y nosotros

Ese tipo tan feo que se ve en los vídeos, es uno de los más grandes músicos y cantautores que hayan parido los Estados Unidos. Tan grande, o más, que el Boss. Había perdido la esperanza de verlo en directo después de que anunciara que no le atraían ya las giras en grandes escenarios, aunque pareciera ilusionado y convencido con esa especie de mantra que, de vez en cuando y sin ton ni son, salía de mis labios: “¿A que no sabes quién viene?”. El caso es que, cuando por fin vino, fue tu boca la que formuló la pregunta. Y ahora me pregunto si no fue magia simpática, algo así como lo que dicen hacían los cazadores de Altamira.

¿Te acuerdas? Me veo todavía sentándome, antes de los bises: me temblaron las piernas al oír los primeros acordes de “November”.

Sí, es una canción muy triste: “Noviembre me ha atado/ a un viejo árbol muerto./ Buscad una palabra en abril/ para rescatarme a mí.” Y en noviembre cumples años. Así que quiero traer de la memoria la perdurable alegría de estar contigo. Ahora que anuncian lluvias, que llueva como entonces...

Esa especie de clown o de diablillo, como le llamas, hizo llover síncopas y contratiempos sacados de su chistera. Y llovieron blues deconstruidos, cadencias de polca y puñales mojados en babas de taberna y Weill.

¡Menudo chaparrón! Es como si el diluvio de aquel sábado lo hubiese anunciado. Poco importa haber tenido que aplacar el hambre, pasada la mitjanit, en un burguer. Y cómo te llueve la risa cuando recuerdas esto.

¡Cuántos perros de la lluvia en Barcelona! Haciendo barcas de mis sandalias o de tus zapatos, sorprendidos por el gentío que cruzaba y se detenía en las ramblas. Espectáculo del hombre marioneta y del submarinista en la pecera de plástico. Espectáculo del gentío apresurado o rozagante. Y esa luz abisal en la galería de la calle del Obispo... El mismo viejo mundo de Barcino para que nada parezca lo mismo.

Puede que llueva este domingo en Barcelona. Pero antes que imaginar qué clase de lluvia caerá del hisopo y sobre cuánta gente, prefiero recordarnos abriendo bocas o fosas nasales a la brisa perfumada de mar en la ciudad vieja de Tossa. O ponerme a cantar: “Oh, how we danced and we swallowed the night/ For it was all ripe for dreaming/ Oh, how we danced away/ All of the lights”.

Fuente de la imagen: Wikipedia. Autor: Theplatypus. Retocada por: Klausness. Bajo licencia, en ambos casos, Creative Commons (CC BY-SA 3.0).