Recuerdo un cielo de plomo y la sombra de unas alas. Y del recuerdo de otra sombra me queda la resaca de fuelles retorciéndose en el verdor devastado.
Inmóvil, aherrojado en la oscuridad de seda que me envuelve, solo deseo la fuente de néctar.
Inmóvil, aherrojado en la oscuridad de seda que me envuelve, solo deseo la fuente de néctar.
Tres líneas y medias te han bastado para decribir la ansiedad de la soledad en permanente espera.
ResponderEliminarTe dejo esta cita que puede gustarte "El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad"(Arthur Schopenhauer)
Que angustia me ha dado, aunque tengo la sensación de no saber si va para mariposa o regresa de serlo.
ResponderEliminarUf. Ciero es, Felipe, que la de la crisálida es una imagen de soledad en espera, algo así, frase por frase, como "siempre mañana y nunca mañanamos".
ResponderEliminarEn la naturaleza, Markos, la crisálida va para efímera mariposa que dará a luz orguas voraces. Nosotros somos, también, efímeros; pero no me queda tan claro que de nuestra voracidad (ponle a esta el adjetivo que quieras y, también, el contexto) pueda nacer o surgir algún tipo de trascendencia, o si podemos, vaya, convertirla en otra cosa sin caer necesariamente en la rueda de la destrucción y la generación.
Muy potente la imagen que transmites aquí, con esos contrastes tan fuertes y visuales: plomo/alas, aherrojado/seda.
ResponderEliminarCiertamente se te nota algo más... ¿saturado, tal vez?
Un pco, vecino, un poco.
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