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17 de octubre de 2010

Metamorfosis cibernética

Cuando Goyo Sánchez despertó aquella mañana, tardó un poco en recuperar la conciencia. Las punzadas en las cervicales y las lumbares certificaban que había vuelto a dormirse ante el ordenador. Logró incorporarse a duras penas. Por encima o por debajo de calambres y chasquidos, fue capaz de percibir que la realidad había cambiado. Intentó, inútilmente, desembarazarse del ratón, que parecía haberse pegado a su mano derecha. La mano era el ratón y la pantalla, que mostraba el consabido mensaje de bienvenida, la ratonera.

7 comentarios:

  1. Realmente... inquietante. ¿No serán tus textos el cebo?.

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  2. Papichurri... por tu culpa he soltado el ratón de golpe.

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  3. Pues llegará el día en que ambos elementos, ratón y pantalla (o lo que en su momento los sustituya) estarán integrados en el cuerpo humano... Claro, con la programación que ELLOS quieran. ¿O ya llegó ese día?

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  4. ¿En qué capítulo de mi biografía lo pongo? Hubo un tiempo que era así...uff
    Salu2

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  5. Jajaja, Dezaragoza: espero que no. Aunque cualquiera sabe...

    Mami: pero lo has vuelto a coger y has hecho clic en "Publicar un comentario". Gracias, por tanto. Y disculpa el sobresalto.

    Francisco: no sé si hoy estoy muy apocalíptico. Seamos un poco razonables y mesurados. A ver... Tenemos lo que se puede llamar imaginación proyectiva (no creo en predicciones, sino en una sensibilidad o disposición de ánimo especial), que parece haberse dado, entre otros, en algunos literatos (no lo digo por mí). Ejemplo obvio es Verne. Y tenemos la cantilena del poder y los que inconscientemente le sirven: venga tecnología, desarrollo y todo eso. Como contrapunto, los medios nos hablan a las claras de los intentos (¿no los logros?) por ejercer control sobre el uso o consumo (pensemos, por ejemplo, en el caso Wikileaks o la Sinde). ¿Vivimos ya en una distopía del tipo de 1984? No lo sé. En todo caso, hay que estar prevenidos, porque parece que fuéramos a ella, si es que no estamos. Lo qué sí sabemos es que existe algo que se llama nanotecnología (micrófonos del tamaño de un alfiler o menos, por ejemplo), que ya se ha experimentado con implantación de chips, y que, por ejemplo también, los procesadores no los fabricas en tu casa. No sé si me explico...

    Markos: bien está si te diste cuenta y pusiste remedio.

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  6. Y encima, ni siquiera es un portátil, que somos mejores, porque nos movemos.

    Carpe Diem

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  7. Huy, huy, Adolfo: ¿un oscuro deseo de ser un ciborg?

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