desconcertados / sordos,
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños, sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada
(Mario Benedetti)
Pasó el día, pero no el momento o la ocasión de, iba a escribir “clamar”, susurrar a esta tierra sorda...
En la cárcel de Saturrarán, en la de Ventas, o en la prisión de Torrero o en la de Madres Lactantes… Repatriados de donde sus padres rojos intentaron buscarles refugio, muertos de inanición o diversas enfermedades, arrancados de los brazos o, casi, de las entrañas de sus madres, peladas, presas, paseadas, por las garras de una Topete, por el yugo y las flechas de Auxilio Social o el hisopo, a mayor gloria del dictador Franco y su Mengele, Vallejo-Nájera.
No estamos hablando de Badajoz, ni tampoco, que conste (por si no llevara varias décadas constando) de Paracuellos. No estamos hablando sólo de cunetas ni de fosas (349 en las del cementerio de San Rafael: motivo suficiente para recordar al Carnicero de Málaga) … Hay, ¿cuántos?, niños, que ya no lo son, desaparecidos, perdidos, a los que, si la conservaron, se les trocó (trucó) la vida.
No he sentido que hubiera mucha repercusión en el día del desaparecido. La lista de desaparecidos sin dar sepultura es larga y dolorosa, más todavía si las vidas truncadas fueron las de niños.
ResponderEliminarSalu2
En el otoño de 1997, el Defensor del Pueblo de Buenos Aires, haciendo caso omiso de la protesta de Carlos Menem en la que denunciaba la ingerencia española, manifestó su disposición a colaborar con el Juez Baltasar Garzón para saber, según reza el edicto:
ResponderEliminar“que sus propios derechos y los de sus familiares víctimas de la dictadura sean reconocidos en algún lugar del planeta, y de que su vida, su libertad y dignidad valieron y valen a pesar de los vaivenes de las conveniencias políticas argentinas, ya que resposa en valores admitidos universalmente por la Comunidad Jurídica Internacional...”
Así recordaba yo entonces los más de 30.000 muertos en Argentina,entre los que se encontraban también niños, mujeres embarazadas y ancianos, mientras leía a Benedetti, autor con el que abres esta entrada.
Volviendo a lo nuestro, y a esa esperanza que Baltasar Garzón nos hizo concebir aquí, veo con desaliento que todo se va quedando en "agua de borrajas", como suele decirse.
De momento, contentos parece que debemos sentirnos de que nos dejen hablar de ello.
Poquísima, Markos.
ResponderEliminarFroilán: levantar una losa de setenta años cuando, además, se continúa poniendo peso encima por tirios y troyanos, es un decir, porque a la postre son lo mismo, es muy difícil. ¿Desaliento? Sí. Mas hay que aprovechar que podamos hablar de ello y eso parece que escuece.
No me conformo, aunque no es poco, con que, gota a gota, los familiares vayan recuperando los restos de sus seres queridos. Lo que produce desaliento es observar cómo sigue la lluvia de mentiras.
Lo he dicho muchas veces, pero es lo que creo. No es memoria. Es justicia
ResponderEliminarCarpe Diem
PD: Ya has dado el primer paso en Twitter.... ahora hay que usarlo :-P
Claro que sí, Adolfo.
ResponderEliminarEn cuanto al pajarito, me da que la aventura va a ser corta.
Esa lluvia de mentiras de la que hablas en una de las respuestas, querido vecino, no acabará nunca mientras no se trunque la continuidad (sí, continuidad) de la derecha española con la dictadura. Y a medida que pasan los años, lejos de tender a esa quiebra, es la llamada izquierda la que se va pareciendo cada día más a la derecha. Respira, Rouco, respira.
ResponderEliminarAhí le has dao, vecino. En cuanto a Rouco, que respire, pero lejos.
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