Una flor de huesos trizados
Sobre la que bailan los niños
Que olvidarán tu nombre.
Nardos sin luna, rosas sólo espinas
Bajo las cabezas dormidas
Junto al loto cemento en flor:
Ancianos que no han aprendido
Lo que ya han olvidado
Mordiendo las flores del mal.
Esta es para enmarcarla. Y muy bien traída por cierto.
ResponderEliminarSí, muy buen texto, doloroso por lo que denuncia... atentado salvaje contra la memoria y el Patrimonio que se escabuye de puntillas.
ResponderEliminarPaís de memos.
Gracias, caballeros.
ResponderEliminar(modo ácido on)Estaría bien que entre columpio y columpio se pusiera algún cartel a modo de aviso "Si te encuentras un hueso avisa a algún político para que lo destruya sin avisar"...(modo ácido off)
ResponderEliminarUn atentado espantoso contra la memoria de todos los que están allí enterrados.
Bello poema.
Salu2
No quiero que olviden...
ResponderEliminarCarpe Diem
Gracias, Markos. Aparte de lo que dices en modo ácido y en modo serio, causa estupefacción que la Junta diga un día una cosa y. luego, otra. Parece que hubieran cruzado los dedos para que, cuando se excavó, no se encontrase nada. Es lo malo que tiene fiarse demasiado del prestigio de alguien (en este caso, el de Gibson, que, con todo, me resulta simpático) y no apurar y estudiar al máximo las posibilidades. Si uno piensa mal, parece, además, un montaje.
ResponderEliminarAh, Adolfo: por el camino que vamos o llevamos, más allá de los familiares y de cuatro locos, no sé hasta dónde va a llegar esto que algún académico no tan memorioso como quiere hacer creer (me refiero a Muñoz Molina) llama moda. Quizá, si los que sentimos que estas cosas no se deben olvidar, arrimásemos un poco más el hombro...