Ay que ya no son brotes verdes, sino escarificaciones o manchas más o menos prestigiosas, más o menos plastilina cáustica.
A la rosa se le van cayendo, a medida que se acerca la canícula, los pétalos que le quedaban. Mas no las espinas, no las espinas...
En los zapatos, chinas y agujeros por los que surte y sube el barro hediondo de la madre (que los parió) de todas las explotaciones para arrojar siglos de venturosa y dura aventura por la ventana.
Ay estos pies lacerados, leprosos... ¿encontrarán un bálsamo vano en las ranuras falaces de una Jabulani?
Quizá sea condición de quien olvidó cómo se vuela recordar simiescamente cómo se camina entre huevos podridos, espinas... Ay espinas... (Domine mercator, non sum dignus).
A la rosa se le van cayendo, a medida que se acerca la canícula, los pétalos que le quedaban. Mas no las espinas, no las espinas...
En los zapatos, chinas y agujeros por los que surte y sube el barro hediondo de la madre (que los parió) de todas las explotaciones para arrojar siglos de venturosa y dura aventura por la ventana.
Ay estos pies lacerados, leprosos... ¿encontrarán un bálsamo vano en las ranuras falaces de una Jabulani?
Quizá sea condición de quien olvidó cómo se vuela recordar simiescamente cómo se camina entre huevos podridos, espinas... Ay espinas... (Domine mercator, non sum dignus).
Sacamos del cajón esto que tenía que haberse publicado cuando se escribió.
ResponderEliminarPasen ustedes un buen verano, si pueden.
Ay la rosa... Necesita nuevos puños que la cojan.
ResponderEliminarEn fin, todo llega. Esperemos.
Feliz verano a ti también.
Buen verano para la cuadrilla también. Hasta pronto.
ResponderEliminarComo dice el dinosaurio (y lo suyo tiene más mérito) lo que hacen falta son nuevos puños, pero no para sujetar la rosa sino para golpear... no sé dónde. De momento, en la mesa.
ResponderEliminarFeliz verano.
De momento, en la mesa, sí. Opto por la amapola porque lo otro, qué queréis que os diga, no lo veo.
ResponderEliminarOs damos las gracias por asomaros.