Pide el agua para la madre
De las semillas.
Ella tuesta el chuño y lo cuece
En canela, clavo de olor
E hinojo.
Agua para la yana bole
Que duerme en el secreto
De la puna.
Agua que limpia de veneno
El tarwi.
Agua, y reza después,
Y flagélate después,
Por todos los clavos de Cristo.
No se pierdan el reportaje al que accederán haciendo click en el título del poema.
ResponderEliminarLa imaginación es la base de la superviencia en esos andurriales por lo que se ve
ResponderEliminarY todavía hay gente que duda del cambio climático
El cambio climático acabará cuando algún rico de mierda deje de tener agua para sus flores...
ResponderEliminarCarpe Diem
Qué maravilla de reportaje y qué maravilla de poema dedicado.
ResponderEliminarPara que luego me quieran vender transgénicos.
Lo malo es que 1/6 de la población mundial está aún pasando hambre. Mala sangre me hace oye...
Y por cosas como esta sigo creyendo en las personas. Que lejanos están, pero que cerca se les oye.
ResponderEliminarMaravilloso poema.
Besos.
No sólo la imaginación, Francisco. Sin quitar importancia al cambio climático, lo que del reportaje más llamó mi atención fue ver cómo esas gentes han tenido que volver a conocimientos ancestrales para sobrevivir. Esto muestra, quizá, que apostar a ciegas por el desarrollo tecnológico no es el mejor camino.
ResponderEliminarMe temo, Adolfo, que los ricos de mierda tendrán, tal como van las cosas, el agua que precisen, hasta para lavar las escobillas de más de trescientos euros que algunos usan en sus inodoros.
Dezaragoza: hay que aplaudir iniciativas como las que han servido de excusa al poema. Es una de las pocas esperanzas que tienen los pueblos pobres. Si te ha gustado el reportaje, al final de la página en que aparece hay enlace a otros igualmente interesantes. Gracias por lo que hace al poema.
Anna: si algo bueno tiene la Red es que podemos acercar un poco nuestros ojos a historias así. Gracias por el calificativo.
¡Albricias!
ResponderEliminarNo hay nipoñe, no hay almulque
No hay ruca no hay alchaqual.
Grita la india y refriega
Su tosco y burdo sayal
Los pobres heredarán la tierra, si se les deja, claro, pero me temo que herederán no más que pedazos de barro y desierto.
Que bonito poema para algo tan duro.
ResponderEliminarLa mujer como de costumbre, como desde siempre, soportando todo el peso de la humanidad. Inventando la vida donde sólo hay miseria y desolación.
Salu2
Ah, niña: Atahualpa Yupanqui... Muchas gracias. Las inditas parece que procuran comer algo más que barro. Eso sí: no se sabe por cuánto tiempo.
ResponderEliminarGracias, Markos. Efectivamente: no sé qué sería de todo sin la labor creativa o generadora de la mujer.
Son letras breves a las que llego un poco tarde, pero siempre receptivo. Hay pueblos que viven a mil años luz de nuestra carrera desbocada...
ResponderEliminarDe nuestra carrarea para qué...
De nuestra carrera hasta dónde... ¿para qué?
Y tiene gracia que viviendo allá, sumidos en lo más recóndito, siempre con lo mínimo puesto, no dudemos en que siguen siendo en muchos aspectos más felices, si es que ese "estado" existe.
Sin duda, ese estado existe, Froilán, a pesar de los pesares.
ResponderEliminarNo llegas tarde a estas letras breves, pues son, me parece, intemporales.